ORDEN OFICIAL A LOS COMERCIANTES

Marruecos declara la guerra al burka

Las autoridades del reino alauí prohíben la fabricación y venta de esta vestimenta islámica en su lucha contra el extremismo religioso

Mujeres vestidas al uso occidental junto a otras con vestimentas tradicionales, en la plaza Jemaa El Fna, en Marraquech, en una imagen de archivo.

Mujeres vestidas al uso occidental junto a otras con vestimentas tradicionales, en la plaza Jemaa El Fna, en Marraquech, en una imagen de archivo. / XAVIER JUBIERRE

BEATRIZ MESA / RABAT

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El asalto al burka ha sido la última acción emprendida por las autoridades marroquís en la lucha contra el extremismo religioso. Esta prenda islámica, que cubre todo el cuerpo, cara y ojos de la mujer musulmana, ya no podrá fabricarse o venderse en Marruecos. Sin embargo, su uso no se verá, por el momento, afectado. Los comerciantes recibieron este lunes por la tarde una circular del Ministerio del Interior para que en menos de 48 horas retiraran la vestimenta islámica del estoc. Sastres y mercadillos se preparan a todo gas para despedirse de una prenda que en los últimos 15 años 'compitió' en el sector del textil con vaqueros y chilabas. 

Vendedores de la ciudad de Casablanca interrogados por el portal oficialista 360.ma comentaron que esta decisión de última hora responde a “razones de seguridad” puesto que esta ropa se ha utilizado en alguna acción criminal. Se han conocido numerosos casos en Marruecos de delincuentes ocultos bajo la prenda islámica que han cometido robos violentos y otro tipo de agresiones. Los fabricantes del burka, no obstante, contaban con una muy estrecha clientela fiel, la mayor parte procedente de barrios populares y zonas marginales. Es raro encontrar a mujeres musulmanas del país magrebí envueltas en esta prenda importada del Oriente musulmán -de países como Pakistán Afganistán- y contraria a la tradición marroquí.

ROPAS AUSTERAS

La mujer conservadora en Marruecos suele llevar ropas austeras, una mayoría usa el velo, pero tiende a enseñar manos y cara. Lo que viene caracterizando a la mujer marroquí no es ni mucho menos el burka o el niqab -la prenda de los países del Golfo que deja al descubierto los ojos- sino el hijab, que representa la identidad islámica y se entiende como un mandato divino de protección de la mujer, además de definir su lugar en la sociedad. Claro que en los tiempos que corren, la ciudadana marroquí, en especial, la feminista laica, también queda representada con el pelo al descubierto. Tal diversidad hace que el uso del velo o cualquier otro atuendo conservador como el burkini (el bañador islámico) levante acalorados debates en el país magrebí donde quedan enfrentadas las posiciones liberales y conservadoras.

El pasado verano, la Asociación Democrática de Mujeres de Marruecos (ADFM) apoyó la prohibición del burkini en las piscinas privadas porque la “musulmana púdica lo es para bañarse también”, afirmó Atifa Timjerdine, militante de esta organización. Mientras que miembros del Partido Justicia y Desarrollo (PJD, islamista) denunciaron entonces “la insolencia neocolonialista”. De momento, los islamistas no se ha pronunciando en torno la prohibición y venta del burka.