TRAS LA INVASIÓN DE LOS CAMPAMENTOS

Marruecos arresta masivamente a jóvenes saharauis en El Aaiún

El Polisario denuncia 11 muertos saharauis y 723 heridos mientras que Marruecos habla de nueve

BEATRIZ MESA

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Tras la batalla campal que se libró ayer en la ciudad de El Aiún y que acabó con un número indeterminado de muertos, casi un centenar de heridos y desaparecidos, el Estado marroquí “ha ordenado arrestar a todos los jóvenes saharauis”, a los que acusan de impulsar las masivas protestas en la ciudad que desencadenó el desmantelamiento, a golpe de palos, del campamento de Gdeim Izik que se levantó hace tres semanas para reivindicar mejores condiciones de vida para el pueblo saharaui.

La destrucción de las jaimas, una a una, por parte de El Ejército marroquí encendió la mecha para que miles de jóvenes saharauis salieran a las barricadas en la capital de la antigua colonia española y dieran rienda suelta a su indignación. “Desde ayer por la tarde se están produciendo arrestos incontrolados de todos los jóvenes que encuentran en la calle. Las cárceles están llenas de jóvenes”, explicaron a EL PERIÓDICO fuentes saharauis. Muchos manifestantes se refugian en sus casas por miedo a ser detenidos y a represalias, ni siquiera los que se encuentran gravemente heridos han acudido al hospital. “Temen la represión”, añadieron las mismas fuentes.

Según las agencias, el Frente Polisario ha elevado hoy a 11 los muertos saharauis tras la entrada por la fuerza de unidades marroquíes el lunes en el campamento de protesta de Gdeim Izik y ha cifrado  en 723 los heridos y en 159 los desaparecidos, según el ministro saharaui de Exteriores, Mohamed Uld Salek. El ministro dijo que se trata de un balance oficial todavía provisional y que las víctimas se produjeron tanto durante la acción marroquí contra el campamento como en las protestas posteriores en la ciudad de El Aaiún.

Las autoridades marroquís, por su parte, han elevado a nueve la cifra de muertos tras la invasión de los campamentos saharauis en El Aaiún por parte del Ejército de Marruecos. Ocho de los fallecidos son militares y la novena víctima es un funcionario de la oficina de fosfatos que falleció la noche del lunes al martes, según la fiscalía de El Aaiún.

Máxima tensión

El campamento hoy despertó vacío. Se ha quedado reducido a un montículo de telas quemadas. Son los restos de una brutal actuación por parte de las autoridades marroquís que utilizaron cañones de agua, gases lacrimógenos y pelotas de goma para hacer desaparecer las más de 7.000 tiendas que levantaron los saharauis con la esperanza de que su protesta, puramente social, se escuchara en las altas instancias del Gobierno marroquí. “Era impensable que el diálogo pacífico que se había establecido entre los saharauis y las autoridades terminaran en una masacre. El gobierno me prometió que no actuaría violentamente en el campamento”, aseguró aún indignada la diputada saharaui, Gesmula Ebbi, que se encontraba en el Aiún, invitada por el Estado, para buscar una salida pacífica a la protesta pacífica.

En la ciudad de El Aiún la imagen no es de cenizas, pero sí de máxima tensión. Esta mañana la antigua capital española despertaba sellada por las fuerzas de seguridad que acordonan cada uno de los barrios saharauis que anoche fueron “saqueados y apaleados por los civiles marroquís apoyados por el Ejército”, manifestó Abdalai, saharaui activista. Dice que se han desplegado controles policiales en diferentes puntos de las carreteras de acceso a la ciudad para prohibir la entrada de los extranjeros.

El cerrojazo informativo por parte de Marruecos es total. Sólo un periodista estadounidense permanece en El Aaiún, pero porque entró días antes de que se desencadenaran los disturbios. “Esto parece más tranquilo. Hay muchos movimientos de militares, coches policiales, agentes vestidos de paisano. Las tiendas han abierto, hay algo de vida comercial”, manifestó un testigo.