OLEADA DE DISTURBIOS

Rabia en Jerusalén Este

La población palestina de la ciudad llleva semanas manifestándose contra la brutal represión israelí

Agentes israelís detienen a un joven palestino en los disturbios del lunes por la noche.

Agentes israelís detienen a un joven palestino en los disturbios del lunes por la noche.

ANA ALBA / JERUSALÉN

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El último palestino muerto en Jerusalén a manos de las fuerzas israelís fue enterrado el lunes cerca de la Ciudad Vieja. Se llamaba Mohamed Sunuqrut, tenía 16 años y era del barrio de Wadi Joz, en la parte este de la ciudad, ocupada por Israel desde 1967. Mohamed murió el domingo a causa de la fractura y el derrame que le produjo el impacto de una bala de goma en la cabeza. Esta es la versión que dan su familia y el hospital que lo atendió. Pero el portavoz de la policía israelí, Micky Rosenfeld, alega que «le dispararon en una pierna, luego tropezó y se golpeó la cabeza».

El entierro de Mohamed acabó en graves disturbios. Decenas de jóvenes con banderas palestinas expresaron su ira en las calles de Jerusalén Este. Exhibir enseñas palestinas en la ciudad está prohibido por Israel. Los incidentes que siguieron al sepelio acabaron con tres jóvenes arrestados que se suman a los más de 770 palestinos detenidos por las fuerzas israelís en Jerusalén Este desde el 2 de julio.

Ese día, el este de la Ciudad Santa se incendió por el secuestro y asesinato de Mohamed Abu Jdeir, de 16 años y nacido en el barrio de Shuafat. Entre los arrestados hay decenas de menores y ocho miembros de la familia Abu Jdeir, una de las más extensas de Shuafat.

Preocupación de EEUU

El Gobierno de EEUU expresó su preocupación por el arresto de un joven Abu Jdeir con nacionalidad estadounidense y señaló que parecía que Israel actuase contra esta familia. Otro Abu Jdeir, un menor, fue duramente golpeado por la policía. Alguien grabó la agresión en vídeo y difundió las imágenes.

El verano está siendo duro en Jerusalén Este. Desde que tres israelís -dos de ellos menores de edad- secuestraron y asesinaron a Mohamed Abu Jdeir, los disturbios han sido continuos y la represión policial «se parece a la de la segunda Intifada, hay muchos más arrestos en protestas y detenciones de adolescentes en casas de madrugada», afirma un joven en la calle Salaheddín.

La Asociación para los Derechos Civiles en Israel (ACRI) escribió una carta al Comisionado de la Policía israelí, Yohanan Danino, en la que denunciaba el «exceso de violencia» de la policía contra los manifestantes y exponía casos en los que agentes con la cara cubierta habían agredido de forma brutal a palestinos, incluidos menores. ACRI también alertaba sobre el daño deliberado de la policía a la propiedad privada palestina.

La rabia en Jerusalén Este, especialmente en Shuafat, es palpable. Hay disturbios, tiroteos de noche y tensión. Mohamed Abu Jdeir fue secuestrado a 10 metros de su casa cuando iba a rezar a la mezquita de madrugada, en pleno Ramadán. Lo metieron en un coche por la fuerza y lo llevaron a un bosque donde lo golpearon brutalmente con un objeto contundente y lo quemaron vivo, según han confesado sus asesinos, que dijeron haberlo matado en venganza por el rapto y asesinato de tres jóvenes israelís en Cisjordania el pasado junio.

Castigos diferentes

La familia, amigos y vecinos de Mohamed sienten que las autoridades israelís no han actuado en este asesinato como en el de los tres adolescentes israelís. «Llamamos en seguida a la policía porque algunos testigos vieron como secuestraban a Mohamed. Su móvil estuvo conectado hasta las 5.30 de la mañana. La policía lo podría haber localizado, pero no lo hizo», lamenta el padre de Mohamed. «Han demolido la casa de los presuntos asesinos palestinos de los chicos israelís, pero nadie ha tocado las casas de los que mataron a mi hijo, que son judíos», subraya el padre.

A unos metros de la casa de los Abu Jdeir, de cuya fachada cuelga un gran cartel con la cara de Mohamed, sus padres han colocado un memorial con flores para que todo el mundo lo recuerde. La policía ha intentado destruirlo.