Elecciones presidenciales argentinas

Macri asegura que su Gobierno no buscará la revancha con el kirchnerismo

El ganador, que se reunirá el martes con Cristina Fernández de Kirchner, augura un cambio de época

Macri, junto a su mujer, Awada, y su hija, Antonia, celebra la victoria electoral, anoche en Buenos Aires.

Macri, junto a su mujer, Awada, y su hija, Antonia, celebra la victoria electoral, anoche en Buenos Aires. / IA/KR/....//..../

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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“Le pido a Dios que me ilumine para ayudar a cada argentino a encontrar su forma de progresar”. Mauricio Macri ha rogado la protección providencial, pero es en la tierra, en Argentina, donde lo aguarda la enorme tarea que se propuso: dar vuelta a la página de 12 años de kirchnerismo. El ganador de las presidenciales argentinas pretende preservar, como garantizó, sus logros sociales y, a la vez, quizá en la búsqueda de la cuadratura de un círculo que no se detecta en estas horas de esperanza, responder a las fuertes expectativas de los mercados y el empresariado que apostó decididamente por él. Macri, que tuvo como compañera de fórmula a Gabriela Michetti, fue electo presidente por una acotada pero no menos significativa diferencia.

Con un escrutinio casi completo, el líder de la coalición de centroderecha Cambiemos, obtuvo el 51,54% de los votos, contra un 48,6%  de Daniel Scioli. Las claves de la victoria, que se supuso más amplia al iniciarse el recuento de los sufragios, hay que encontrarlas fundamentalmente en las provincias de Córdoba y Santa Fe, las tercera y segunda del país, donde la alianza opositora superó el 64% y el 56% de las adhesiones, respectivamente, así como en la capital argentina (67%).

“Por la voluntad popular se ha elegido al nuevo presidente: acabo de saludarle, le deseo éxitos por el bien del país”, dijo Scioli y pidió al ganador “cuidar los logros” de “una Argentina que ha renacido con su fuerza emprendedora, se ha industrializado” y redujo su deuda externa. Macri esperó ese mensaje de reconocimiento. Luego habló por teléfono con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Su sucesor la felicitó por la “jornada democrática ejemplar”. Ella saludó a todo el equipo del alcalde capitalino  “y a su esposa Juliana Awada, que va a ser la primera dama”. El martes tienen la primera reunión para poner en marcha la transición.

CELEBRACIÓN

Después de los saludos protocolarios, Macri festejó con los suyos en la muy chic Costa Salguero, frente al Río de La Pata, donde miles de personas de clase media y alta sintieron, en la noche de Buenos Aires, que ha llegado su hora. Hubo bailes, que incluyeron al mismo ganador. “Estamos desbordados. No sé cómo describir lo que estoy sintiendo. Gracias por haber creído que juntos podemos construir el país que soñamos. Estoy aquí porque ustedes lo han decidido. Pudimos construir confianza, que es lo que necesitamos”.

No era para menos semejante emoción. Como el mexicano Vicente Fox y el chileno Sebastián Piñera (y como le gustaría al estadounidense Donald Trump), el ingeniero Macri llegó del mundo de los negocios a las cumbres del poder político. Cuando en 19 días Cristina Fernández de Kirchner le entregue sus atributos de mando, empezará un nuevo ciclo histórico. “Mauricio gobernará para todos”, dijo Marcos Peña, su jefe de campaña y su futuro jefe de ministros.

Macri fue más preciso. dijo que no viene con sed de revancha. “Mi tarea es ayudar a todos a encontrar su camino. Este país es maravilloso. Nuestros padres cruzaron el océano en barco. Se radicaron y construyeron una etapa maravillosa. Nos toca ahora a nosotros”, arengó Macri. El presidente electo insinuó en su primer mensaje un cambio sustancial: habló, como esperan los liberales, de promover “oportunidades”. En ningún momento dijo la palabra “derechos”, que el Gobierno derrotado hizo suya con sentido de propiedad. Macri ya tiene no obstante su consigna de Gobierno: “pobreza cero”.

LA GRAN INTUICIÓN DEL GANADOR

Macri se erige como el gran héroe de este tiempo bisagra. En la primera vuelta, el pasado 25 de octubre, Scioli era el favorito. Los resultados no fueron buenos para él. Los roles se invirtieron y esta vez las encuestas acertaron en sus pronósticos. El alcalde capitalino tuvo dos grandes intuiciones que lo llevaron a la victoria: supo interpretar el cansancio de una mayoría dispersa y apostó a reunirla detrás de su figura.

EL FACTOR PERONISTA

Pero Macri también ganó porque el peronismo fue dividido. En 2013, Sergio Massa abandonó el espacio oficial y arrastró una parte importante del electorado que prefirió votar contra Cristina.

Hace tres semanas que Macri intuía este desenlace electoral. A partir de ese momento, dejó de formular propuestas controvertidas. “A ti te digo que conservarás lo que tenéis y sumarás”, prometió. Devino una suerte de pastor electrónico mimado por los principales medios que llevan siete años de una dura disputa con el Gobierno. Para muchos votantes, el ingeniero victorioso es un “mal menor” pero necesario. “Lejos de ser la derecha, el frente Cambiemos es el arca de Noé del institucionalismo. Si les toca gobernar, tal vez gestionen mal, no sepan aprovechar la oportunidad histórica y terminen como la nave de los locos”, opinó en las páginas de La Nación Jorge Fernández Díaz.

                ¿Qué pasará con las promesas de campaña? En las próximas horas, Macri definirá su equipo. Todo indica que Rogelio Frigerio, actual presidente del Banco Ciudad de Buenos Aires, manejará la economía. En su primera declaración, descartó la inminencia de una ola privatizadora. Su abuelo, del mismo nombre, fue, en 1958, la mano derecha del presidente Arturo Frondizi, quien ha quedado en la memoria como el gran modernizador para parte de la derecha.  Frigerio y Frondizi creían que Argentina debía abrir su economía para sostener el desarrollo. Los militares lo derrocaron en 1962. Pero su suerte estaba echada desde años antes. Frondizi se había peleado con el peronismo. Macri, dicen, ya ha tomado sus lecciones de historia y tratará de no tropezar con la misma piedra.