Tensión en el Este de Europa

Los tentáculos de EEUU

Diversas agencias y relevantes filántropos han invertido altas sumas de dinero en Ucrania

IRENE SAVIO / Kiev

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Era de noche en la esquina entre las calles Khreshatyk y Mykhaila, en Kiev. En el hotel de enfrente, decenas de curiosos y periodistas intentaban recabar algo de información sobre un tiroteo que se había producido minutos antes y un joven, de escasos 30 años y hablando en perfecto inglés, se acercó y dijo: «¿Necesitan un intérprete? Lo puedo hacer gratis». Nadie respondió y el desconocido joven, tal vez sorprendido ante el estupor de sus interlocutores, explicó: «Trabajo para la Fundación Renacimiento».

Asentada en Kiev desde 1990 -es decir, desde antes de que Ucrania fuera independiente-, la International Renaissance Foundation (IRF) es parte de Open Society Institute, red fundada y financiada por el magnate húngaro-estadounidense George Soros. Desde 1990 hasta el 2010, según datos públicos, IRF invirtió más de 100 millones de dólares en Ucrania. En el 2012, año del último informe de la institución, esta inversión ascendió a 63 millones de grivnas.

La revuelta de Maidán y sus desenlaces no han sido ajenos al interés de IRF. «La fundación no ha participado en el reciente levantamiento, pero sí ha servido para defender a aquellos contra los que iba dirigida la represión oficial», afirmó el propio Soros, el pasado 26 de febrero. Seis días después, el 4 de marzo, IRF entró de lleno en la pugna entre Ucrania y Rusia.

Publicidad, márketing y periodismo

Ese día se creó el Ukraine Crisis Media Center (CMC), un grupo de comunicación encargado de difundir la información de las autoridades ucranianas a los medios de comunicación de todo el planeta, financiado por la Fundación Renacimiento y administrado por 12 expertos en publicidad, márketing y periodismo. «Nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo para contrarrestar la propaganda rusa y la Fundación Renaissance aceptó pagar nuestros gastos», confirmó a este diario la presidenta del grupo, Nataliya Popovych.

Soros no es, ni mucho menos, el único filántropo estadounidense que ha invertido grandes cantidades de dinero en Ucrania. Desde 1992, agencias vinculadas al Gobierno de EEUU enviaron a Ucrania ayudas que sumaron entre los 3.000 y los 5.000 millones de dólares y cuyo destino final, en muchos casos, se desconoce. Algo que Moscú no ve con buenos ojos. A la vez, visitas a Kiev como la de este pasado fin de semana del jefe de la CIA, John Brennan, solo sirven para azuzar los recelos.