La primavera árabe

Los militares retoman el poder en Egipto

Un ciudadano egipcio protesta contra la decisión del Constitucional.

Un ciudadano egipcio protesta contra la decisión del Constitucional.

LAURA MILLAN
EL CAIRO

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Egipto dio ayer un paso atrás en su accidentado camino hacia la democracia. El Tribunal Constitucional declaró inconstitucional la Ley Electoral y disolvió la totalidad del Parlamento a dos días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. A partir de ahora, será la Junta Militar quien ostente el poder legislativo hasta que se celebren nuevos comicios.

El fallo del alto tribunal cogió por sorpresa a un Egipto que no esperaba ver anuladas las dos cámaras. En el Parlamento egipcio, dos tercios de los diputados pertenecen a los partidos políticos y uno a candidatos independientes. El tribunal juzgó inconstitucional el hecho de que, de acuerdo con la Ley Electoral, los partidos políticos pudieran presentar a sus miembros como candidatos independientes. Así, de los 235 diputados del Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes, 100 habían sido presentados como candidatos independientes.

En su reunión de ayer, el Constitucional resolvió también que el último primer ministro de Hosni Mubarak, Ahmed Shafíq, podrá presentarse a las elecciones presidenciales de este fin de semana. El tribunal consideró inconstitucional la Ley de Derechos Políticos, una norma aprobada por el Parlamento que impedía presentarse a las elecciones a cargos del antiguo régimen.

«Los fallos emitidos por el Tribunal Constitución se producen en el marco de un golpe de Estado total que borra los más honorables 16 meses de la historia de esta patria», denunció el dirigente de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Beltagi. A lo largo del día crecieron las voces en la escena política que calificaron la situación de «golpe de Estado».

GIRO INESPERADO / Aunque a última hora de la tarde todavía no habían hecho pública su postura oficial, a priori han sido los Hermanos Musulmanes los más perjudicados por este giro inesperado de la situación.

Ayer por la mañana ostentaban el 50% de los escaños en el Parlamento, tenían mayoría en la Asamblea Constituyente y la posibilidad de que Ahmed Shafiq, su rival en las elecciones presidenciales, fuera descalificado. Por la tarde, en cambio, el Parlamento había dejado de existir y la legalidad de la Asamblea Constituyente queda en entredicho, puesto que fue aprobada por un Parlamento inconstitucional.

Aun así, muchos de los votantes que se decantaban por Shafiq querían impedir que los Hermanos Musulmanes controlaran el Parlamento, la Asamblea Constituyente y la presidencia. La súbita pérdida de poder de los Hermanos podría hacer que estos electores se decantaran por el islamista Mursi. Tras conocerse el veredicto, Shafiq convocó una rueda de prensa que sirvió también de acto de clausura de una campaña en la que ha mantenido un perfil bajo y en la que ha evitado protagonizar actos multitudinarios. Shafiq calificó el fallo judicial de «histórico» y dijo que, si gana, se enfrentará al caos.

El que fue primer ministro de Mubarak durante los últimos días de la revolución intentó tranquilizar a quienes temen una vuelta al antiguo régimen si sale elegido: «Nadie será apartado, nadie irá a la cárcel por manifestarse», aseguró.

Pero a última hora de la tarde la multitud ya se congregaba en la plaza Tahrir de El Cairo para mostrar su rechazo ante la acumulación de poder por parte del Ejército. La respuesta popular a los hechos de ayer y el resultado de las elecciones serán claves para desentrañar el complicado futuro del Egipto.