EL IMPACTO DEL 'BREXIT'

Los líderes de la UE se conjuran contra el riesgo de desintegración

Donald Tusk habla ante la prensa tras conocerse los resultados del referéndum británico, este viernes.

Donald Tusk habla ante la prensa tras conocerse los resultados del referéndum británico, este viernes. / periodico

SILVIA MARTÍNEZ / BRUSELAS

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Ningún dirigente europeo, ni en sus más horribles pesadillas, pensaba realmente que la opción del 'brexit' fuera a imponerse en el referéndum británico. Durante los meses previos a la cita todos han actuado como si no fuera posible, fiándolo todo a unas casas de apuestas que auguraban (erronéamente) la victoria del ‘remain’. De ahí la sorpresa con la que han recibido este seísmo político y el clamoroso mensaje que han lanzado desde la tribuna -aunque llamativamente cada uno por separado- las tres principales instituciones de la UE.

“En nombre de los 27 líderes puedo decir que estamos determinados a mantener nuestra unidad como 27”, anunciaba el presidente de la UE, Donald Tusk. “No voy a ocultar que hubiéramos preferido otro resultado. Soy plenamente consciente de lo grave y dramático que es este momento políticamente”, añadía recalcando que no habrá vacío legal y que la legislación europea seguirá aplicándose en el Reino Unido, con derechos y obligaciones, durante el proceso.

“Lo que esperamos ahora es que el Gobierno británico haga efectiva la decisión del pueblo británico cuanto antes, por dolorosa que pueda ser” porque “cualquier retraso prolongaría innecesariamente la incertidumbre”, señalaba el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, encargado de dar cuenta del comunicado conjunto pactado con Tusk, el alemán Martin Schulz (Eurocámara) y el holandés Marc Rutte (presidente de turno del Consejo).

CONTENCIÓN

La UE ve imperativo contener los efectos de una separación que puede llevarse por delante más de medio siglo de integración. “El voto pone gravemente a prueba a Europa. Europa no puede seguir actuando como antes”, admitía el presidente francés François Hollande, que el lunes viajará a Berlín para analizar la situación con la cancillera Angela Merkel, que también ha citado al presidente italiano, Matteo Renzi, y a Donald Tusk ese mismo día. Encuentros preparatorios del Consejo Europeo del 28 de junio en Bruselas -reducido a una jornada y la primera oportunidad de hablar 'tête a tête' con Cameron- al que seguirá el día 29 una reunión informal de los 27 ya sin Cameron en la sala para reflexionar sobre el futuro de la Unión.

¿Es el principio del fin de la UE?, le preguntaban este viernes a Juncker sobre el resultado del 'brexit', a lo que el luxemburgués respondía con un escueto y rotundo “no”. El presidente de la Comisión confía en que el motor francoalemán reaccione y adopte "posturas claras" para eliminar cualquier atisbo de incertidumbre sobre el proyecto europeo. Pero, sobre todo, espera que la presión sobre David Cameron de resultados. El clamor es generalizado. Nadie quiere que el primer ministro británico abandone el barco sin iniciar antes el proceso de desconexión, tal y como pretende, trasladándole a su sucesor el honor de ser quien corte los lazos con Europa.

INCERTIDUMBRE POLÍTICA Y ECONÓMICA

“Dejárselo a su sucesor podría hacer posible que no hubiera notificación en todo el 2016. Continuaría la incertidumbre en los mercados pero también a nivel político y podría crear grandes problemas”, alertaba el líder de los liberales en la Eurocámara, Guy Verfhostadt, tras la reunión de emergencia celebrada por los responsables de todos los grupos políticos del Europarlamento. Gianni Pitella (PSE) y Manfred Weber (PPE) ahondaban en el mismo problema y pedían un inicio “inmediato” de las negociaciones.

La jugada de Cameron era arriesgada. Prometió a los británicos un referéndum en campaña. Consiguió que sus colegas europeos firmaran un pacto con importantes contrapartidas –incluida la posibilidad de limitar las ayudas sociales a los europeos- pero la jugada le ha terminado saliendo terriblemente mal. El enfado en Bruselas es monumental y de ahí que hayan dejado claro que la oferta de febrero ha quedado en papel mojado, que no hay renegociación posible y que el destino británico es convertirse en “un país tercero”.

NOTIFICACIÓN OFICIAL

El proceso de divorcio solo arrancará una vez que Londres notifique oficialmente al presidente del Consejo Europeo el deseo de abandonar la UE. Es entonces cuando empezará la cuenta atrás, según rige el artículo 50 del Tratado de Lisboa. El plazo es de dos años -desde la recepción de la notificación- aunque podría prolongarse si los 28 lo deciden unánimemente. Si no hay unanimidad, el Reino Unido dejaría de ser automáticamente miembro de la UE a los dos años. Hasta entonces hay mucho que negociar y muchas incógnitas que despejar.