ELECCIONES EN UN PAÍS ESTRATÉGICO

Irán, en la hora del cambio

ANTONIO BAQUERO

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El olor a libro nuevo impregna la librería Central, en el corazón de Teherán. Su propietario, Imán, escribe cada día en una pizarra un poema o un buen deseo. Imán sostiene que este jueves, día de reflexión de cara a las elecciones del viernes, le ha inspirado un relato. “Dos amigos se encuentran y uno le pregunta al otro qué va a hacer mañana. Este le responde que tiene prácticas. ‘¿De qué?’ se interesa el primero. A lo que contesta: ‘Mañana tengo práctica de democracia’”.

La esperanza del relato es la que siente Imán, un defensor de la apertura y la democracia, ante los comicios de este viernes, en que se vota el Parlamento y la Asamblea de Expertos, el órgano de clérigos que escoge al líder supremo. En el complejo sistema político iraní, mezcla de teocracia y sufragio universal, aunque el líder supremo es quien concentra el máximo poder, los órganos elegidos en las urnas tienen también una importante función. “Irán está a punto de dar un paso histórico. Podemos entrar en una etapa nueva. Las elecciones van a influir mucho en el futuro próximo del país”, sentencia.

Como Imán, muchos jóvenes iranís tienen grandes esperanzas en los comicios , unas elecciones en que 55 millones de iranís decidirán con sus votos si optan por los reformistas y respaldan así la política de acercamiento a Occidente del presidente iraní, el moderado Hasán Rohani, o bien si apoyan a los conservadores –llamados aquí principalistas, por seguir los ‘principios’ de la Revolución Islámica- y vetan esa apertura, poniendo incluso en riesgo acuerdos tan sensibles como el nuclear. El apoyo de jóvenes puede ser clave en las urnas por su peso demográfico ya que  el 42% de los 78 millones de iranís tiene menos de 25 años.

PLEBISCITO AL PRESIDENTE

En realidad, las elecciones son un plebiscito al actual presidente, un moderado cuyo margen de maniobra se ve muy limitado por el poder casi total que ostenta el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei. Lo que salga de las 120.000 urnas distribuidas por este país de un tamaño tres veces el de Francia reforzará o debilitará a Rohani, que se ha apuntado un buen tanto con el acuerdo nuclear con Occidente y el fin de las sanciones, lo que ha despertado en la población la esperanza de una mejora en la situación económica. Una victoria de los reformistas no garantizará a Rohani plenos poderes, pero sí evitará una marcha atrás y le reforzará ante el líder supremo, Alí Jamenei, el hombre más poderoso del país y que es conocido por ser más cercano a los conservadores.

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Tanto se juega el presidente que ha hecho un llamamiento a la población para que vote con un contundente mensaje: “Hoy tu país te necesita”.

Reza, un joven que atiende tras el mostrador de una tienda de relojes, se apunta también al optimismo. Como a muchos jóvenes, le gusta Rohani y quiere votar para respaldarlo. “¡Claro que voy a ir a votar! Las elecciones de este viernes son muy importantes. Todo va a cambiar. Hay que conseguir que el Parlamento apoye al presidente”, dice optimista.

Esa sensación de estar a las puertas de un cambio se palpa en la Universidad de Teherán. Ante la facultad de Ciencias Políticas, Hassán, un joven bien informado –pregunta incluso por las expectativas de Podemos- expresa su convencimiento en una victoria de los reformistas. “Los jóvenes queremos que nuestro país se modernice”, comenta y añade: “Tenemos fe en ganar”.

Una estudiante, que camina con sus amigas, sostiene que confía en que “ganen los reformistas, pues es gente con más sentido común”.

CANDIDATOS VETADOS

Muchos están convencidos de que la participación va a ser alta. “En mi entorno veo a amigos que antes nunca votaban, que pensaban que no servía de nada y que esta vez sí van a hacerlo”, comenta Mohamed, un joven empresario. “Da igual que no nos gusten mucho los reformistas, lo importante es que no salgan los conservadores más ultras. Es un voto para eliminar candidatos”, remacha.

Pese al previsible apoyo de los jóvenes, los candidatos de la Coalición Inclusiva de Reformistas no lo van a tener fácil. El Consejo de Guardianes de la Constitución, el órgano que ha de dar luz verde para que alguien se presente como candidato, ha vetado a la inmensa mayoría de los reformistas. De hecho, de los 6.229 candidatos que se presentan, menos de 300 –apenas uno de cada 20- son de la línea moderada, lo que les deja en desventaja.

El secretario del Consejo de Guardianes, Ali Jannati, se defiende asegurando que “los intentos de los enemigos para mandar agentes a las instituciones han sido abortados” por su organismo.

Esa inferioridad numérica lleva a los reformistas a apostarlo todo a una alta participación. Como señala el candidato reformista Kazem Jalali, “hay una oportunidad para entendernos con el mundo que debe ser aprovechada al máximo”.

Por su parte, los conservadores insisten en acusar a los reformistas de agentes extranjeros que lo que pretenden es socavar la revolución. “Vamos a darle una patada a los que quieren intervenir en nuestro país”, clamaba un candidato conservador a la Asamblea de Expertos.