Manuel Valls / Anne Hidalgo

Los 'franpañoles'

El triunfo de Valls e Hidalgo tiene algo de revancha. El barcelonés alcanzando la jefatura del Ejecutivo de Hollande y la gaditana haciendo historia como primera alcaldesa de París se han convertido en emblemas de una generación de hijos de inmigrantes ibéricos que se han abierto camino en Francia hasta llegar a la cima.

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ELIANNE ROS / JULIA CAMACHO

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Un catalán primer ministro del Gobierno de Francia y una andaluza al frente del Ayuntamiento de París. De la noche al día, los franceses han visto como dos figuras políticas de origen español aterrizaban en las más altas instancias de la República. Sus rostros acaparan las portadas. Simbolizan la culminación de un camino abierto por otros descendientes de familias que cruzaron los Pirineos en busca de un futuro mejor.

Hablamos del carismático actor Jean Reno, nacido Juan Moreno y Herrera Jiménez hace 63 años en Casablanca e hijo de andaluces de Sanlúcar de Barrameda. Hablamos del presentador del informativo de más audiencia de la televisión pública francesa, el popular David Pujadas, barcelonés de 49 años. Y hablamos, por citar tres destacados ejemplos, del director de la institución cultural más importante del país, el Museo del Louvre, Jean-Luc Martínez, 50 años, criado por emigrantes castellanos en una portería del distrito XIV de París y después en un barrio de la banlieue menos glamurosa.

Sus trayectorias acostumbran a tener en común una integración ejemplar por la vía de la escuela pública y laica francesa. Durante mucho tiempo ha sido el mejor vector de asimilación de la población extranjera, aunque el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad no siempre se ha caracterizado por hacerlo con tacto y sin caer en el cliché del español analfabeto descendiendo del tren con la maleta de cartón.

Hijo del reconocido pintor Xavier Valls, que abandonó Catalunya durante la dictadura en busca de un país culturalmente más abierto, el hoy primer ministro tuvo que oír más de una vez a sus profesores decirle que no debía «tener vergüenza» de ser hijo de un pintor. De brocha gorda, se sobreentendía. A otros, como a Martínez, los maestros les ponían más deberes que a los demás. «Me alentaban e iban a ver a mis padres para que no fueran demasiado severos conmigo». Hoy dirige a 2.200 empleados y gestiona un presupuesto de 100 millones de euros.

Sin estar bajo los focos como Valls,

pero en puestos claves del Elíseo, otros descendientes de inmigrantes españoles manejan los hilos del poder: Aquilino Morelle, hijo de emigrantes asturianos, escribe los discursos del presidente. Y Paul Jean-Ortiz, hijo de un concejal socialista de Albacete, es asesor diplomático. Junto al portavoz del ministerio de Exteriores, Roman Nadal, que tiene orígenes mallorquines, forman un potente lobi en el seno del Gobierno.

El muy mediático sindicalista Edouard Martin, nacido en El Padul (Granada) hace 51 años, saltó a la fama liderando la lucha por salvar los altos hornos de Florange. Se estrelló pero se ha convertido el fichaje estrella de los socialistas para las europeas. Su rostro casi es tan conocido como el de Sophie Marceau.

También forman parte del club el célebre humorista José Navarro, de origen gallego; el presentador de televisión Fréderic López, o la admirada cantante Olivia Ruiz, nieta de españoles. Sin ser hijos de inmigrantes, la catalana Marta Gili preside desde hace años el Jeu de Paume, principal centro público dedicado a la fotografía, y la coreógrafa granadina Blanca Li, que eligió París por amor, dirige su propia compañía desde hace 20 años. «La cultura es muy importante en este país, y cuando los franceses te adoptan, tu nacionalidad es lo de menos», subraya.