Los conservadores cierran filas en torno a Trump

El presidente estadounidense, Donald Trump, durante una rueda de prensa este jueves.

El presidente estadounidense, Donald Trump, durante una rueda de prensa este jueves. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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La camiseta estrella de este año dice "el socialismo apesta", pero hay otras con cierto predicamento, como “no confío en el Gobierno”. En el estand de la Asociación Nacional del Rifle se rifan obviamente pistolas y un policía vestido de vaquero va por los pasillos defendiendo la legalización de las drogas. Los nombres de Reagan y Thatcher levantan invariablemente la ovación, casi tanto como cuando se menciona al Ejército a Israel o al Espíritu Santo. La conferencia anual de la Unión Conservadora Americana (CPAC) vuelve a ser el centro de la atención política en Washington y, aunque el envoltorio no haya cambiado, todo parece indicar que después de un largo periodo de revuelta interna, una suerte de tregua se ha impuesto en el movimiento conservador. Donald Trump es ahora la estrella.

Lejos de la ansiedad que se apoderado de parte del país tras el arranque de su presidencia, la ilusión es la nota predominante entre los asistentes al cónclave, impresionados por la actividad febril de su Administración en este primer mes de mandato. “Me encanta, está haciendo todo lo que prometió y sin pedir perdón a nadie”, dice William Temple, un activista del Tea Party llegado desde Georgia y vestido como un soldado de la guerra de la Independencia. “Estoy plenamente de acuerdo con el veto a los musulmanes porque el islam es una doctrina incompatible con la libertad y también con cerrar las fronteras a los inmigrantes sin papeles porque no podemos darles beneficios sociales y dejar que nos quiten el trabajo. América es para los estadounidenses”.

El mensaje de 'América, primero' parece haber calado entre las bases y, aunque no todos concuerdan con el populismo de Trump, sus acciones en este arranque de mandato han tranquilizado a los sectores más ortodoxos del partido. “Es imposible obviar que ha elegido a un juez conservador para inclinar la balanza en el Tribunal Supremo, que ha elegido el gabinete posiblemente más conservador de la historia o que sus órdenes ejecutivas están derrumbando a marchas forzadas el legado de Obama”, dice Matt Schlapp, el presidente de la Unión Conservadora Americana, la organización que lleva organizando esta conferencia desde 1973.

"TENDREMOS MÁS QUE NADIE"

Trump no hablará en el cónclave hasta el viernes, pero entre tanto sigue acaparando titulares. En una entrevista a Reuters, ha declarado que pretende expandir el arsenal nuclear de Estados Unidos. "Sería un sueño que ningún país tuviera armas nucleares, pero si las van a tener, nosotros tendremos más que nadie". El presidente ha criticado además el acuerdo New Start firmado con Rusia, por el que ambos países se comprometieron a reducir sus arsenales atómicos. "No es más que otro mal acuerdo", declaró sin precisar si pretende romperlo.

Todo político, activista o gobernador con ambiciones pasa en algún momento por el CPAC, el gran escaparate del universo político de la derecha, el aquelarre que reúne a todos sus clanes políticos, aunque no sirva necesariamente para determinar con precisión las fuerzas de cada una de ellos. En las elecciones consultivas que celebró el año pasado, ganó el ultraconservador Ted Cruz y, en las tres anteriores, el ‘libertario’ Rand Paul. Con las presidenciales recién celebradas, el pulso entre facciones ha amainado. Ya no hay carteles con los nombres de otras estrellas del partido. Y el trumpismo se ha impuesto en la agenda.

El título de uno de los paneles aborda como “las noticias falsas sobre el clima camuflan una agenda anticapitalista”; otro se pregunta por qué EE UU no puede tener los mismos estándares de seguridad que el cielo de San Pedro: “una puerta, un muro y una selección extrema”. Periodistas de Breitbart, la web populista y xenófoba de la llamada derecha alternativa que dirigía el estratega jefe de la Casa Blanca, Steven Bannon, moderan una discusión sobre “comercio libre y justo”, y el arquitecto del 'Brexit', Neil Farage, hablará el viernes en el mismo escenario que Trump.

“El partido está más unido de lo que ha estado nunca”, dice Schlapp. “Nunca hemos tenido semejante éxito electoral y la gente está expectante por ver cómo podemos transformar el país”. Pero las aguas no están del todo en calma. Durante la jornada fue expulsado del centro de convenciones, Richard Spencer, un nacionalista blanco y miembro prominente de la derecha alternativa después de acaparar la atención de una nube de periodistas. “Tanto el gobierno como las instituciones son hostiles a nuestra idea de una identidad blanca”, dijo poco antes a una pregunta de este diario. “En cuanto a Donald Trump, no es que sea parte de la derecha alternativa, pero es un nacionalista y un populista y eso le conecta con nosotros en el nivel más básico”.

La jerarquía conservadora está tratando de ahuyentar el aroma tóxico de la derecha alternativa, que fue una de las corrientes soterradas que impulsaron la campaña de Trump, pero lo está haciendo a trompicones. Bannon fue de las estrellas de la jornada de ayer y también estaba llamado a serlo el periodista de Breitbart, Milo Yiannopoulos, un provocador profesional que había sido invitado como ponente. Su participación se canceló a última hora después de que hiciera unas declaraciones defendiendo la pedofilia