DEBATE DEMÓCRATA EN EE.UU

Los atentados de París sobrevuelan el segundo debate demócrata en EEUU

Clinton se gana críticas por vincular el rescate a Wall Street con el 11-S

Hillary Clinton en el segundo debate demócrata Iowa

Hillary Clinton en el segundo debate demócrata Iowa / so

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El segundo debate entre los aspirantes a la nominación presidencial demócrata en Estados Unidos, celebrado este sábado por la noche en Iowa, iba a estar centrado en política nacional pero la masacre de París el viernes ha cambiado el guión.

Aunque los temas internos como la economía o el control de armas han dominado una discusión más encendida que en el primer debate, el encuentro se ha abierto con un momento de silencio en homenaje a las víctimas en Francia y en los primeros 30 minutos de las dos horas de debate Hillary Clinton, Bernie Sanders y Martin O’Malley han presentado sus visiones sobre el combate al Estado Islámico y la seguridad nacional, un tema que lo sucedido en París empuja a la primera línea de la campaña presidencial.

Clinton, favorita indiscutible para lograr la nominación y con la ventaja de experiencia acumulada en sus años como secretaria de Estado, sin estar mal no ha tenido su mejor noche. Ha intentado romper con Barack Obama, que justo la víspera de los atentados había asegurado en una entrevista que la estrategia contra el EI ha logrado “contenerles”, y ha dicho que “el EI no puede ser contenido, tiene que ser derrotado”. No obstante, la exsenadora y exprimera dama ha expresado su acuerdo con la idea del presidente de que Washington se centrará en “apoyar a quienes combaten al EI” y ha pronunciado una frase que amenaza con perseguirle hasta noviembre de 2016. “Esta no puede ser una pelea estadounidense, aunque el liderazgo estadounidense es esencial”, ha dicho.

Clinton, abanderada de la diplomacia y consciente de las complejidades, tampoco ha querido declararse en guerra con el Islam radical y ha preferido la expresión “yihadistas radicales” o “extremismo violento”, abriendo un frente de ataque inmediato de los republicanos. Jeb Bush ha tardado solo unos segundos en tuitear: “Sí, estamos en guerra con el terrorismo islámico radical”. Y no ha sido el único.

FUERA EL GUANTE BLANCO

Demostrando un cambio de actitud respecto al primer debate de guante blanco, tanto Sanders como O’Malley han sido más agresivos. Cuando Clinton ha dicho, por ejemplo, que buena parte de la responsabilidad de lo que está sucediendo no es de EEUU, el senador independiente de Vermont ha saltado en su contra. “Yo diría que la desastrosa invasión de Irak, a la que me opuse con fuerza, ha deshecho completamente la región y ha llevado al auge de Al Qaeda y el EI”, ha dicho, recordando indirectamente que Clinton dio su voto a favor de la guerra.

Por su parte O’Malley,que ha sobrevivido en una carrera que desde el anterior debate han abandonado Jim Webb y Lincoln Chafee, ha tenido una actuación que le permite mantenerse en liza, aunque prácticamente ningún analista crea que él o Sanders tienen auténticas opciones. “Libia es un desastre, Siria es un desastre, Irak es un desastre, Afganistán es un desastre –ha dicho--. Hemos mostrado que tenemos las mejores fuerzas armadas del planeta pero no somos tan buenos anticipando amenazas y dándonos cuenta de lo difícil que es edificar democracias estables”.

WALL STREET

La política exterior ha propiciado algunos roces pero las verdaderas chispas han saltado cuando se han abordado cuestiones de política nacional, sobre todo económica, y también en ese terreno Clinton ha tenido un momento que puede pasarle factura. Con Sanders y O’Malley cuestionando duramente las fuertes relaciones de la candidata con Wall Street y las donaciones que recibe de las grandes firmas que fueron rescatadas con dinero de los contribuyentes, Clinton se ha defendido apelando al los ataques terroristas del 11-S y ha dicho: “Nos atacaron en downtown Manhattan, donde está Wall Street. Invertí mucho tiempo y esfuerzo en ayudarles a reconstruir. Eso fue bueno para Nueva York, fue bueno para la economía, y fue una forma de responder a los terroristas que atacaron nuestro país”.

Ha sido una frase tan sorprendente –y desafortunada-- que hasta CBS, que organizaba el debate, ha colgado después el tuit de algún espectador que decía: “Hasta ahora nunca he visto a un candidato invocar el 11-S para justificar millones de donaciones a Wall Street”. Los atentados fueron en 2001. El rescate de la banca se aprobó en 2008.         

GANADOR

Si alguien ha salido ganando del debate es, dentro de lo que cabe, O’Malley, que consigue mantenerse en liza con su mejor actuación hasta la fecha, marcada por su agresividad con Clinton, a la que indirectamente ha definido como “una figura polarizante de nuestro pasado” y a la que ha acusado también de ser camaleónica en su postura sobre control de armas más por las encuestas que por principios.

Está muy en duda, en cualquier caso, que sus ataques o la convicción y la revolución progresista de Sanders que sigue atrayendo a los más progresistas hagan mella en la ventaja de Clinton. Ella ha dicho: “No tengo nada en contra de la pasión de mis colegas, simplemente no creo que sirva para hacer lo que hay que hacer”.