VUELCO EN UN LARGO ConFLICTO

El líder kurdo llama al PKK a abandonar la lucha armada

Ocalan reclama desde la prisión a los combatientes que se retiren de Turquía

ANDRÉS MOURENZA
ATENAS

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«Las armas deben callar y la política debe pasar a primer plano. Se ha alcanzado una etapa en la que nuestras fuerzas armadas deben retirarse fuera de las fronteras (de Turquía). No es el fin, es el comienzo de una nueva era». Con este anuncio, el líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdulá Ocalan, exigió a los integrantes de su grupo armado que pongan fin a la violencia, lo que abre una gran oportunidad para la paz y para la resolución de un sangriento conflicto entre el Estado turco y los rebeldes kurdos que, en tres décadas, ha causado 45.000 muertes.

Dado que Ocalan cumple cadena perpetua en la isla prisión de Imrali, el mensaje fue leído por dos diputados nacionalistas kurdos ante los cientos de miles de seguidores congregados en la ciudad sudoriental de Diyarbakir para celebrar el Newroz, el nuevo año kurdo, en la primera fiesta de este tipo que se recuerda sin disturbios.

DESDE HACE SEMANAS / Ya se intuía que se produciría un anuncio similar desde que hace varias semanas se hizo público que el Gobierno dirigido por el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan mantenía conversaciones con Ocalan en busca de la ansiada paz. Pero, tal y como explicó a este periódico Naci Sapan, director del diario Diyarbakir Özgür Haber, «no se esperaba un mensaje tan claro, indicando a los miembros del PKK que abandonen el país».

Desde Holanda, donde se encuentra en visita oficial, Erdogan consideró «muy positivo» el mensaje de Ocalan y manifestó su esperanza en que las palabras se conviertan en hechos «muy pronto» y los militantes del PKK -un grupo considerado terrorista por Ankara, la UE y EEUU- dejen las armas. Además, prometió que el Ejército turco no aprovechará la oportunidad para atacar las posiciones de los rebeldes kurdos fuera de Turquía, como sí había hecho en anteriores treguas.

Tras la captura de Ocalan en Kenia en 1999 y durante su posterior juicio, el veterano líder kurdo -que siempre dirigió las acciones del PKK desde su cómodo exilio en el extranjero- realizó una petición similar a sus guerrilleros, aunque el grupo se reorganizó posteriormente en las montañas del norte de Irak y prosiguió su guerra contra el Estado turco dada la negativa de Ankara a negociar. De hecho, el 2012 fue el año más violento desde la sangrienta década de los 90, con 140 miembros de las fuerzas de seguridad turcas y 500 miembros del PKK muertos en combate. Sin embargo, «ahora es diferente», considera Sapan, ya que las conversaciones con el Gobierno han preparado el terreno: «La gente está muy esperanzada. Se abre un periodo lleno de luz».