Las «periferias del mundo»

Con su viaje de una semana a Ecuador, Bolivia y Paraguay, los tres países más pobres de Sudamérica, el papa Francisco sigue en su línea de visitar «las periferias del mundo». Tambien tiene en cuenta el hecho de que América del Sur «es un laboratorio cada vez menos dispuesto a aceptar modelos propuestos desde el exterior y deseoso de encontrar vías propias para un desarrollo respetuoso de su identidad y de su historia», según explicó monseñor Paul Richard Gallangher, 'ministro' de Exteriores del Vaticano.

Los latinoamericanos «esperan nuevos modelos de desarrollo que conjuguen la tradición cristiana y el progreso civil, la justicia y la equidad con la reconciliación; el desarrollo científico y tecnológico con la sabiduría humana», afirmó Jorge Bergoglio cuando anunció el viaje.

Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano y único cardenal que acompañará el Papa, señaló que América Latina «es un laboratorio donde se están experimentando nuevos modelos de participación y formas más representivas, para dar voz a capas de población que hasta ahora no habían sido suficientemente escuchadas».Pluralismo«Se trata -explicó el mismo responsable vaticano- de la búsqueda de una vía propia a la democracia que tenga en cuenta las peculiaridades de aquellos países, que sepa conjugar la participación de todos, o sea el pluralismo, con las libertades fundamentales y el respeto de los derechos humanos».Es probable, según indican los rumores que llegan a Roma, que durante el viaje el Papa tenga encuentros con varios colectivos, entre ellos el de homosexuales, y que también tome mate de hojas de coca, como en su día tomaron Juan Pablo II y el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan: hacen bien al cuerpo cuando se visitan alturas de hasta 6.000 metros o más. «Es posible, no me maravillaría», admitió el portavoz papal, Federico Lombardi. Respecto a la presencia de colectivos homosexuales Lombardi explicó que «el Papa no elije quien debe participar ni da indicaciones en este sentido».Francisco será el cuarto papa que visita Suramérica, después de un viaje de Pablo VI (1968), 18 de Juan Pablo II y tres de Benedicto XVI. Hasta hace unos años se afirmaba que Latinoamérica era la reserva del catolicismo mundial, lo que en los últimos decenios se ha trasladado a Asia y África.