CONFLICTO TERRITORIAL

Las Malvinas votan seguir bajo la órbita del Reino Unido

Argentina denuncia que la consulta es ilegal porque no ha sido convocada por la ONU

Ciudadanos de las Malvinas celebran el resultado del referendo, esta madrugada en Puerto Standley.

Ciudadanos de las Malvinas celebran el resultado del referendo, esta madrugada en Puerto Standley. / jl/AA

ABEL GILBERT / Buenos Aires

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Han votado 1.516 habitantes de las islas Malvinas. Solo tres han rechazado que el archipiélago que es objeto de una histórica disputa entre Argentina y Gran Bretaña siga siendo territorio ultramarino del Reino Unido. El 98,8% de los votos afirmativos ha sido considerado por Londres como un mensaje inequívoco de que Buenos Aires debe escuchar. El Gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner insiste en que la consulta es ilegal y no tiene mayor alcance que un ejercicio de publicidad.

"Es una maniobra mediática y dilatoria. Este referendo no ha sido convocado ni supervisado por las Naciones Unidas", ha señalado la embajadora argentina en Londres, Alicia Castro. Se trata, ha subrayado, de una consulta "entre habitantes británicos, convocada por británicos, para que digan si quieren que el territorio donde viven sea británico".

Consulta descalificada

Castro ha tomado la voz cantante de la protesta argentina y lo ha hecho desde Londres. "Respetamos su modo de vida, su identidad. Respetamos que quieran seguir siendo británicos, pero el territorio en el que habitan no lo es". Los malvinenses le han dado cierto carácter festivo a la jornada. A lo largo de dos días, han salido a las calles a demostrar su grado de pertenencia. No han faltado las consignas contra el país que reclama sus derechos sobre las islas desde 1833, que a finales de los años 70 estuvo a punto de recuperarlas por la vía pacífica y que, en 1982, después de una efímera posesión del archipiélago, decidida por la dictadura militar, no solo perdió la guerra contra la corona británica sino que ha visto alejar la posibilidad de avanzar en la resolución diplomática del litigio.

En Buenos Aires, diferentes representantes del Gobierno han salido a descalificar la consulta. "No solo no cuenta con observadores de la ONU sino, hasta Estados Unidos ha mantenido una posición neutral", ha dicho el senador Aníbal Fernández. "Jamás regirá la autodeterminación con una población implantada", ha advertido.

Deterioro de las relaciones

El pasado viernes, la Cancillería, adelantándose a los acontecimientos, recordó que el litigio por las Malvinas es reconocido "por la comunidad internacional en su conjunto". Por lo tanto, "el Reino Unido carece de derecho alguno a pretender alterar el estatuto jurídico de esos territorios, aún con el disfraz de un hipotético referendo". Puntualizó, además, que "esta votación, así como las mil consultas o votaciones más que el Reino Unido pudiera inventar en los territorios disputados" no relevan al Reino Unido "de cumplir con la obligación que el derecho internacional le impone de resolver pacíficamente la disputa de soberanía que mantiene con Argentina mediante la reanudación de negociaciones".

A 31 años de una guerra que costó la vida a 640 argentinos y a 255 británicos, las relaciones bilaterales se encuentran en su punto de mayor deterioro. Durante la década de los 90 Buenos Aires intentó avanzar en la cooperación económica con Londres y postergar la discusión sobre la tenencia del archipiélago austral. Llevó, a la par, una política de "seducción" de los isleños. A partir del 2003, cuando el kirchnerismo llegó al poder, la diplomacia retomó con más fuerza las reclamaciones de soberanía. Dos años atrás, la discusión cobró el giro que ha desembocado ahora en la consulta. Los países de la región, en solidaridad con Buenos Aires, se negaron a que los barcos ingleses con destino a Malvinas recalaran en sus puertos. Argentina restringió los vuelos al archipiélago. La cancillería, a su vez, impugnó los negocios petroleros y pesqueros en el mar que rodea las islas.