Crisis de refugiados en Europa

Las cuatro razones que explican por qué Merkel cambia su política hacia los refugiados

La cancillera ha endurecido su postura tras las críticas internas, la falta de cooperación europea, el auge de los ultras y el desborde de Alemania

La cancillera alemana, Angela Merkel, durante un discurso en el Bundestag, en Berlín, este viernes.

La cancillera alemana, Angela Merkel, durante un discurso en el Bundestag, en Berlín, este viernes. / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Los refugiados que vengan de Siria ya no se podrán dirigir directamente a Alemania para pedir asilo. Con el restablecimiento de la Convención de Dublín, el ejecutivo de Angela Merkel ha escenificado su viraje hacia una política migratoria más restrictiva. En los últimos meses Berlín ha liderado el esfuerzo para acoger a decenas de miles de personas que huyen de la guerra y la persecución. Ahora, después de meses de controversia, la cancillera se ha visto forzada a adoptar una posición más dura. Estos puntos nos ayudan a entender el porqué.

1 / CRÍTICAS INTERNAS

Angela Merkel ha sido durante años una de las líderes más bien consideradas del mundo. En Alemania no ha tenido oposición alguna desde que llegó al poder en el año 2005. Después de una década donde ha impulsado con firmeza el salto económico de su país como gran potencia europea su posición para repetir un cuarto mandato en el 2017 era incuestionable. La llegada de la crisis de los refugiados y su controvertida decisión de abrir las puertas han tambaleado duramente esa hegemonía. Desde el verano Merkel ha sufrido las críticas agresivas de la CSU, sus aliados democristianos de Baviera, y de las bases más conservadoras de su partido, la CDU. Nunca la cancillera había sido tan atacada por los de su propio partido. El entusiasmo inicial por sus políticas se ha traducido en escepticismo y la popularidad de la líder ha sufrido un duro revés.

LA ULTRADERECHA SACA TAJADA

La pérdida de apoyo de la opinión pública en las encuestas se ha traducido en un aumento de la popularidad de los grupos de ultraderecha. Ante la caída de la CDU y la CSU, el partido euroescéptico y xenófobo Alternativa para Alemania (AfD) parece haber capitalizado ese descontento y ha crecido hasta el 10%, su máximo histórico. “La decisión, que es una concesión de Merkel al sector másconservador, puede ayudar a recuperar parte de ese electorado perdido” apunta la investigadora alemana Frauke Büttner. El auge mediático de las manifestaciones anti-refugiados de Pegida, que no se corresponde a un crecimiento de la ultraderecha en Alemania, también ha contribuido a dar más eco al discurso del AfD.

INACCIÓN EUROPEA

Aunque el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, ha reiterado que la crisis de los refugiados es “el mayor problema que tenemos actualmente”, la Unión Europea ha dado pasos minúsculos para apoyar la gestión de Alemania para acoger a los recién llegados, que se ha quedado sola. Merkel y sus correligionarios han pedido hasta la saciedad un sistema de repartición de cuotas en refugiados en el continente de la misma forma que se aplica entre los Estados de Alemania. Se aprobaron unas cifras irrisorias, de 120.000 refugiados en dos años, que han servido de poco. Los países del este y de los Balcanes han sido mucho más contundentes, construyendo vallas para evitar que los refugiados pasen por su territorio e incluso lanzando mensajes agresivos sobre una supuesto “invasión musulmana”. “Las líneas de respuesta apuntan a que se buscará la colaboración con los países vecinos para evitar que los refugiados lleguen a las fronteras de la UE”, asegura la especialista en migración de la UPF Gemma Pinyol.

UN PAÍS DESBORDADO

Un estudio del Instituto Ifo de Múnich aseguró el martes que el coste para dar casa, comida y educación a los recién llegados ascendería hasta los 21.000 millones de euros, unas cifras astronómicas. Berlín aseguró que para el 2016 proporcionaría 8.000 millones para esa finalidad pero hay problemas para gestionar la absorción de tanta gente (aunque Alemania es un país necesitado de trabajadores calificados). Por su parte, los länder, los Estados federados alemanes, han exigido cambios en la reubicación de refugiados a pesar de haber recibido ayuda del Gobierno central. Merkel no se encuentra en la mejor posición para negociar con ese descontento y las nuevas medidas pueden ayudar a frenar ese flujo que ya está desbordando a muchas localidades. Las previsiones de más llegadas, que oscila entre las 800.000 y el 1,1 millones de personas, no contribuyen a la calma.