DRAMA EN LA COSTA ITALIANA

Lampedusa, al límite

Un pescador de Lampedusa observa el punto en el que se hundió la embarcación con inmigrantes a bordo.

Un pescador de Lampedusa observa el punto en el que se hundió la embarcación con inmigrantes a bordo.

IRENE SAVIO / Roma

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Tras la emergencia por los muertos, ahora se teme por los vivos. Ayer mismo, la alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini, explicó que el centro de primera recepción de Lampedusa, donde también están alojados los 155 supervivientes del terrible naufragionaufragio del jueves, está a rebosar. Algo que presagia unos días muy duros. Hay sitio para 300 personas como máximo y se encuentran allí 1.055. «Espero no tener que avergonzarme también porque no hemos sido capaces de acoger a aquellos que hemos salvado», se quejó Nicolini, al añadir que los inmigrantes deben ser trasladados «de forma inmediata» a otros sitios.

A corto plazo preocupa que se genere una crisis sanitaria por la falta de higiene en este centro, cuyas estructuras se encuentran en un estado precario por el enorme número de inmigrantes que, tras ser rescatados en el Canal de Sicilia (13.267 en lo que va de este 2013), han pasado por allí desde su apertura, en 1998. De acuerdo con las imágenes que llegaban ayer del lugar, los inmigrantes que se encuentran en el centro están amontonados los unos sobre otros, sobre colchones tirados en el suelo y rodeados por basuras de todo tipo.

En este infernal contexto, una situación particularmente difícil es la de los niños solos, que han llegado a Italia sin madre, padre u otros familiares. Tan solo entre los que viajaban en la barcaza que se hundió hay 40 en esta situación, mientras que otros 50 ya estaban en el centro. «Se trata de niños de entre 11 y 17 años, que han vivido una situación dramática y necesitan ayuda psicológica de manera urgente», advirtió Filippo Ungaro, representante de Save The Children.

Pero, además, como si no fuera suficiente, otro drama en ciernes preocupa a las autoridades italianas. Desde el viernes, de hecho, las malas condiciones climáticas que azotan Italia están impidiendo que se reanuden las operaciones de rescate, razón por la que ahora se teme por el destino de los cuerpos de 252 personas, la última cifra dada por la Guardia costera italiana sobre los fallecidos que se encuentran aún en las aguas de la isla de los Conejos, donde aconteció la tragedia. «Más tiempo pasa, menos margen hay de recuperar los cadáveres a raíz de las corrientes marinas y por la descomposición de los restos», explicó Ignazio Gibilaro, de la Guardia de Finanzas.

Cambios jurídicos

Ante este desesperante situación, la presidenta del Senado, Laura Boldrini, viajó ayer a la isla para ver de cerca la magnitud de la tragedia, algo que la llevó a recalcar que urgen cambios en ámbito jurídico y en la cooperación con los países de origen de los inmigrantes. «Espero que se responda como es debido a esta tragedia con cambios a nivel legislativo y con acuerdos con los países de tránsito», afirmó la también exportavoz de la agencia de la ONU para los refugiados. «Es una ilusión querer frenar, ateniéndose solo a medidas represivas,  la emigración de personas que huyen de violaciones de derechos humanos, dictaduras y guerras», afirmó. Otros 380 inmigrantes desembarcaron ayer en varias localidades del sur de Italia.