APOYO DE MOSCÚ AL PARTIDO ULTRA FRANCÉS

El Kremlin paga a Le Pen

El Frente Nacional se financia con créditos de bancos rusos que le niegan los franceses

Cercanía 8 Marie Le Pen besa a su padre, Jean Marie.

Cercanía 8 Marie Le Pen besa a su padre, Jean Marie.

EVA CANTÓN / PARÍS

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En el reciente congreso del Frente Nacional celebrado en Lyon que revalidó a Marine Le Pen como líder máxima de la formación ultraderechista francesa, había dos invitados de excepción: Andrei Issayev, vicepresidente de la Duma (Cámara baja del Parlamento ruso) y Andrei Klimov, vicepresidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación Rusa. Dos miembros del partido progubernamental Rusia Unida y un síntoma de las buenas relaciones que la extrema derecha francesa mantiene con el Kremlin.

El partido fundado por Jean Marie Le Pen no tiene problema alguno en admitir que recibió a finales de septiembre un préstamo de nueve millones de euros de un banco ruso, el First Czech-Russian Bank (FCRB), un asunto revelado por el diario digital Mediapart confirmado luego por la propia presidenta del FN. Estos nueve millones de euros serían el primer tramo de un préstamo total de 40 millones, una operación sin precedentes en el caso de un partido francés.

ECHAR EL ANZUELO

«Echamos el anzuelo en todos los sitios: en España, en Italia, en Estados Unidos, en Asia y en Rusia, y el primero que atrapamos, lo firmamos y estamos muy contentos», decía Marine Le Pen al vespertino Le Monde. Resalta que la operación con el banco ruso no es ilegal ni secreta y que si su formación se ha visto obligada a salir al extranjero para financiarse es porque los bancos franceses se niegan a concederle un préstamo. Le Pen calcula que cara a las próximas citas electorales, las cantonales y regionales del 2015, el partido necesitará un presupuesto de 30 millones de euros.

La situación financiera no es muy boyante desde la derrota en las presidenciales del 2007. La Comisión Nacional de Cuentas de Campaña cifra en 4,8 millones los préstamos que tiene firmados el FN que, a medida que gana adeptos, aumenta sus necesidades financieras. Por eso Le Pen no descarta volver a llamar a las puertas del Kremlin, que también juega sus cartas seduciendo a los ultras franceses. No son los únicos en los que se ha fijado Putin. Abiertamente enfrentado a la UE por la crisis ucraniana, el líder ruso teje sus redes allí donde prende el euroescepticismo y el deseo de recuperar las esencias nacionales. Foreign Affairs mencionaba a principios del 2014 que partidos como el belga Vlaams Belang, la Liga Norte italiana, el Movimiento por una Hungría mejor (Jobbik), el Partido de la Libertad (FPÖ) austriaco o Alternativa por Alemania (AfD) son también objeto de deseo de las apetencias rusas. Si Moscú financia a estas formaciones logra indirectamente cuota de influencia en la política comunitaria. Esa estrategia la perciben en el Partido Socialista francés, que ve en Marine Le Pen «un peón en la estrategia de Putin», según su secretario general, Jean-Christophe Cambadélis.

«Putin juega la carta de Marine Le Pen por una razón muy simple: ella quiere salir de Europa y debilitar a Francia», dijo en iTele. La líder ultra despacha con desdén la sospecha de que el padrinazgo del Kremlin puede hacer variar su posición en asuntos internacionales y recuerda, de paso, que su partido siempre ha mantenido una línea prorrusa. Le Pen ha apoyado a Moscú en la anexión de Crimea y ha viajado en varias ocasiones a Rusia. Ayer mismo era entrevistada en la televisión rusa Tsargrad.