LAS RELACIONES ENTRE EEUU Y RUSIA

Trump y Putin se verán las caras por primera vez el viernes en Hamburgo

Trump y Putin

Trump y Putin / periodico

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

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Ni una mueca amigable, ni un pequeño gesto de complicidad, ni una palabra inapropiada o extrañamente amistosa, pasará desapercibida a los millones de miradas escrutadoras que, el próximo viernes, 7 de julio, fijarán su atención en el primer cara a cara entre el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y su homólogo norteamericano, Donald Trump. En un aparte de la cumbre del G-20 que se celebrará en Hamburgo, el líder estadounidense se reunirá por vez primera con el hombre que, según concluyó la CIA en agosto CIA, ordenóen persona, a sus servicios secretos, lanzar una campaña para ayudarle a alcanzar la Casa Blanca, denigrando a su rival electoral, la demócrata Hillary Clinton

Yuri Ushakov, consejero del Kremlin para Asuntos Internacionales, se ha encargado este martes de anunciar la noticia a los medios rusos. "Hemos acordado el día 7", ha anunciado Ushakov en Moscú. Según el alto funcionario ruso, los principales temas a discutir serán la "lucha contra el terrorismo" y la situación en "Siria y Ucrania". El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, no ha descartado que sean tratadas cuestiones como "la estabilidad estratégica", es decir, armamento nuclear. La Casa Blanca, por su parte, se ha limitado a confirmar la reunión, de forma escueta, unas horas más tarde.

No solo importará el lenguaje corporal que irradien ambos mandatarios durante su primera entrevista personal. El contenido de las conversaciones será muy relevante, especialmente si Trump finalmente se decide a mencionar el tema de la injerencia rusa injerencia rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses. Diplomáticos, comentaristas y parlamentarios han advertido que si Trump no protesta ante su homólogo ruso por el pirateo atribuído a los servicios secretos rusos durante las presidenciales -pese a ser el principal beneficiado de la operación- crecerá en el Congreso el escepticismo hacia el líder del la Casa Blanca, y los medios de comunicación le despedazarán.             

DISENSIONES EN LA CASA BLANCA

Por parte norteamericana, la decisión de celebrar el encuentro ha rozado la agonía. Según ha informado la agencia de prensa AP, la Administración de Trump estaba profundamente dividida sobre la conveniencia de semejante reunión, en plena investigación sobre la posible colusión de miembros del entorno del magnate con personalidades rusas. Funcionarios del Departamento de Estado y de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) habían aconsejado a Trump interactuar con precaución con el líder del Kremlin, mientras que el propio presidente y otros miembros de su entorno defendían la celebración de una reunión bilateral con todos los atributos.

Para un dirigente tan imprevisible como Trump, reunirse con un mandatario curtido en encuentros de alto voltaje como Putin entraña importantes riesgos. Un buen ejemplo es la entrevista que mantuvieron en mayo en el Despacho Oval el propio presidente estadounidense con el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov y el embajador Serguéi Kislyak -este último en el epicentro de las investigaciones sobre la injerencia rusa- tras la cual arreciaron comentarios negativos contra el magnate.

Según 'The Washington Post', durante el encuentro Trump reveló información altamente clasificada altamente clasificada transmitida a EEUU por Israel, poniendo en peligro a una importante fuente de inteligencia. Además, el líder de la Casa Blanca se mostró cercano y campechano con representantes de un país considerado un "rival estratégico" por la inteligencia estadounidense, lo que fue considerado inapropiado por muchas voces críticas. Por último, la Casa Blanca tuvo que admitir que los huéspedes rusos les habían engañado y no informaron que venían acompañados de un fotógrafo de prensa que difundiría imágenes del encuentro, pese a que la parte estadounidense no estaba interesada en su publicación, llegando a vetar incluso el acceso a los reporteros gráficos de EEUU.