LA REACCIÓN DE LAS AUTORIDADES RUSAS

El Kremlin calla ante las acusaciones de espionaje y espera a que la Administración Trump eche a andar

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MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

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Oficialmente, Rusia intenta no echar más leña al fuego y guarda silencio frente las cada vez más insistentes acusaciones de interferencia en las elecciones presidenciales en favor del republicano Donald TrumpacusacionesDonald Trump. Las declaraciones realizadas en los últimos días por altos funcionarios próximos al presidente Vladímir Putin intentan soslayar las informaciones difundidas en este sentido en la prensa estadounidense, e insisten en que se hallan a la espera de la toma de posesión para iniciar los contactos con el nuevo equipo de Gobierno. "Moscú valorará las declaraciones oficiales del presidente Obama y de los miembros de su Administración hasta finales de enero", ha declarado Dmitri Peskov, portavoz presidencial.

Sin embargo, a nivel de servicios de inteligencia, muchos expertos especulan que la guerra cibernética y la consiguiente respuesta norteamericana a la filtración de los correos del jefe de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, podrían haber comenzado ya. En octubre, un desconocido grupo de hackers ucranianos denominado Alianza Cibernética Ucraniana difundió correos que sacaban a relucir los intensos contactos mantenidos por Vladislav Surkov, un consejero muy cercano a Putin apodado el 'cardenal gris', con dirigentes de la rebelión prorrusa en Ucrania, un país en cuya guerra civil Rusia, oficialmente, no participa.

UN GRADO DE SOFISTICACIÓN IMPROPIO

Según todos los indicios, Surkov se halla al frente de la coordinación entre Moscú y los cabecillas insurgentes en el Donbass, y acceder a información y materiales emitidos por un responsable de su nivel, que pudieran comprometerle requiere, según sostienen expertos consultados por la revista 'Time', un grado de sofisticación impropio de unos piratas informáticos que, hasta ese momento, como principales 'éxitos' en su hoja de servicios, tan solo habían logrado borrar algunas págins web rusas e interceptar teléfonos de líderes prorrusos en Ucrania carentes de sensibilidad en el manejo de las comunicaciones. La presentación del material, según subraya la misma fuente, era muy profesional, con videoanuncios y mensajes en cinco idiomas.

La apertura de una investigación que eventualmente demuestre la interferencia rusa en las elecciones presidenciales norteamericanas y que obligue a EEUU a responder podría acarrear graves e indeseadas consecuencias para una parte de la élite que dirige Rusia, a muchos de cuyos miembros se les supone la posesión de importantes riquezas en todo el mundo, acumuladas gracias a la corrupción. El Gobierno ruso ha venido reaccionando con gran virulencia a cualquier publicación en la prensa local de informaciones sobre la fortuna de sus gobernantes, incuyendo la familia del propio presidente Putin, y su estilo de vida.

DESASOSIEGO EN MOSCÚ

Entretanto, en Moscú, paralelamente al tono triunfal de los medios oficiales tras la victoria de Trump, crece el desasosiego entre las autoridades rusasdesasosiego ante la eventualidad de que la mejora de las relaciones con Moscú de la que el magnate hablaba durante la campaña no llegue a producirse dadas las fuertes presiones del establishment republicano, tradicionalmente contrario a hacer concesiones a Moscú, además del carácter imprevisible del presidente electo, que además llega a la Casa Blanca con promesas de rearme que no agradan al Kremlin. "En medio de la euforia, aquéllos que pueden pensar están muy perplejos; creían en una victoria de Clinton y ahora no saben qué hacer; les rompe los esquemas", ha recordado Andréi Kolesnikov, del centro Carnegie de Moscú.

Y es que la amenaza externa que ha blandido Putin en los últimos años del mandato Obama ha sido un importante elemento de cohesión que ha permitido al Gobierno ruso hacer olvidar a sus ciudadanos problemas con los que se enfrentan a diario como la corrupción o la situación económica del país. "El gran problema de Putin es que América ya no es el enemigo", escribe el bloguero ruso Oleg Kashin.