Juncker niega un plan para «derrocar» a Tsipras

Passos Coehlo, Hollande, Rajoy y Juncker, ayer en Madrid.

Passos Coehlo, Hollande, Rajoy y Juncker, ayer en Madrid.

PILAR SANTOS / MADRID

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No era el tema de la reunión a cuatro bandas, pero monopolizó la rueda de prensa que se celebró ayer en Madrid, para enfado, sobre todo, del presidente de la Comisión EuropeaJean-Claude Juncker. El exprimer ministro luxemburgués se desplazó a España para hablar del programa al que ha puesto su nombre, el plan Juncker, sobre inversiones europeas en sectores clave, como el de las interconexiones eléctricas, pero tuvo que responder a varias preguntas sobre otro plan, el que según el nuevo primer ministro griegoAlexis Tsipras, comparten Portugal y España para derrocarle y llevar a Grecia al «abismo».

En la rueda de prensa que ofrecieron en la Moncloa Juncker; el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy; el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, y el presidente de Francia, François Hollande, el presidente de la Comisión Europea negó que España y Portugal tengan un «plan diabólico para derrocar al Gobierno de Tsipras» y defendió las «buenas intenciones» de los dos países. «Si hubiera tenido la sensación de que Mariano (Rajoy) y Pedro (Passos Coehlo) tenían un plan horripilante no lo habría permitido», declaró ante una pregunta de la prensa.

EJE DEL MAL CONTRA ATENAS

El primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, acusó el fin de semana a Rajoy y Passos Coelho de formar un «eje contra Atenas» en el seno del Eurogrupo, que hace unos días acordó una prórroga de cuatro meses del actual plan de rescate. El Ejecutivo español se quejó formalmente a las autoridades europeas por esas palabras y les reclamó que las condenaran, pero Juncker no lo quiso hacer ayer, pese a una pregunta directa de los medios de comunicación, ni tampoco ha cedido el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ante quien también protestó el Gobierno de Rajoy.

El jefe del Ejecutivo español quiso pasar página y pidió «mirar al futuro» aunque reconoció que no le gustó la «acusación» del dirigente heleno. «Estaba fuera de lugar», afirmó antes de aconsejar a Tsipras que hay que «mantener las formas y cumplir los compromisos».

Juncker también tuvo que comentar una frase que escoció en la Moncloa ayer por la mañana, cuando se desayunaron con una entrevista en El País en la que el dirigente europeo decía que «con la cifra de paro de España» no se puede «dar la crisis por acabada», que es, precisamente, lo que están haciendo Rajoy, sus ministros y todos los dirigentes del PP desde hace unos meses con un ojo puesto en las múltiples elecciones de este año.

Juncker quiso mitigar esta crítica directa a una de las ideas fuerza de los conservadores y destacó que «España está empezando a crecer» y a «tener menos desempleo», aunque acabó reconociendo que «mientras en Europa -no dijo España- haya una tasa de paro tan alta no se puede decir que se ha superado la crisis».