El futuro europeo

Juncker convierte la inversión en prioridad

La Eurocámara da el visto bueno al nuevo colegio de comisarios europeos

Juncker, abajo a la izquierda, interviene ayer en el Europarlamento.

Juncker, abajo a la izquierda, interviene ayer en el Europarlamento.

MONTSE MARTÍNEZ / BRUSELAS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

fortalecer una Europa convaleciente tras la crisis o dejar que se precipite hacia el nuevo abismo de una nueva recesión. A este panorama se enfrenta el equipo de 27 comisarios europeos que, liderados por el presidente Jean-Claude Juncker, empezará a trabajar a partir del 1 de noviembre tras obtener, ayer, la aprobación de la Eurocámara. El nuevo Ejecutivo comunitario no tiene, pues, una tarea fácil entre manos en un momento en el que el proyecto europeo está especialmente cuestionado por el avance de las fuerzas euroescépticas. Juncker aseguró ayer que su promesa de 300.000 euros de inversión empezará a tener traducción en proyectos concretos antes de Navidad.

Potenciar la inversión, necesaria para crecer y crear empleo, será una de las piedras  angulares de los próximos cinco años de legislatura de la nueva Comisión Europea. El colegio de comisarios, del que forma parte el exministro Miguel Arias Cañete al frente de la cartera de Cambio Climático y Energía, viene a sustituir al liderado por el portugués Jose Manuel Durao Barroso, que deja la presidencia tras 10 años -dos mandatos- marcados por una profunda crisis económica.

El Parlamento Europeo dio ayer su plácet al equipo de Juncker por 423 votos a favor, 209 en contra y 67 abstenciones. A favor estuvieron populares, socialdemócratas y liberales. En contra, los verdes, la izquierda unitaria y los euroescépticos. La representación española se concreta en la figura del comisario Miguel Arias Cañete, muy controvertido por sus declaraciones machistas y las sospechas de conflictos de intereses por sus vínculos con empresas petroleras.

Aun así, ha logrado colarse en el colegio de comisarios gracias al pacto entre los dos grupos mayoritarios, los conservadores y los socialdemócratas, en función del cual se reparten la presidencia de la Comisión Europea y del Parlamento. Un acuerdo con tentáculos en varios ámbitos y duramente criticado por los grupos de izquierda.

El presidente Juncker, que se dirigió a los europarlamentarios para pedir la aprobación de su equipo, hizo un exhaustivo recorrido por su programa en el que salieron a colación los grandes debates que ahora se imponen en Bruselas.

Por una parte, la necesidad de crecimiento y creación de empleo a través de la inversión: «Europa está viviendo una sequía de inversión que no tiene parangón», dijo Juncker. Y por otra, la tendencia a desbancar la austeridad a rajatabla vigente hasta ahora sin llegar  abultar los déficits: «La austeridad a ultranza no conlleva crecimiento ni el endeudamiento excesivo tampoco», puntualizó el presidente de la CE. «Necesitamos las dos cosas», añadió Juncker. Situarse donde está el  virtuoso término medio es, pues, uno de los principales cometidos que tiene en sus manos el nuevo presidente.

LAS REGLAS, SAGRADAS / En una clara alusión, aunque sin nombrarla, a Francia, Juncker aseguró que «no se van a romper las reglas». «Aunque se usarán con la flexibilidad que permitan», puntualizó en un momento en el que el París se empeña en desafiar a la autoridad de Bruselas al no cumplir las exigencias de déficit a los que están sometidos todos los Estados miembros, otra de las grandes cuestiones que ahora se abordan en la capital comunitaria.

Juncker también se explayó ante los europarlamentarios para explicar su nuevo modelo de organización de la Comisión que, como novedad, presenta seis vicepresidencias que supervisarán el trabajo de los comisarios por áreas.