LA PRIMERA DAMA DE FACTO

Sí, sí, soy Ivanka

Hace 17 años, la firma catalana TCN fichó a la hija del actual presidente de EEUU solo unas horas antes de su desfile en la Pasarela Gaudí.

A la izquierda, Ivanka Trump, 18 años, desfila para Totón Comella en la Pasarela Gaudí, en enero del 2000. Arriba, junto a su padre, Donald Trump, en la Torre Trump de Nueva York, la semana pasada.

A la izquierda, Ivanka Trump, 18 años, desfila para Totón Comella en la Pasarela Gaudí, en enero del 2000. Arriba, junto a su padre, Donald Trump, en la Torre Trump de Nueva York, la semana pasada.

POR marta altarriba

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ivanka Trump tenía 18 años cuando desfiló por primera (y única) vez en España, en el 2000. Fue la firma TCN la que apostó por ella. Faltaban solo 36 horas para el desfile en Barcelona cuando cerró el trato con la hija del actual presidente de los Estados Unidos, "una niña que tenía disponibilidad para viajar de forma inmediata en el avión de papá", recuerda Josep Maria Donat, presidente ejecutivo de TCN y marido de la diseñadora de la firma, Totón Comella.

No era una modelo profesional (coqueteaba con este mundo, como en su momento hiciera su madre, Ivana, cuando en la década de los 70 abandonó su faceta de esquiadora), sino una joven que aún estudiaba en un instituto de Conneticut, y que atesoraba el apellido de su padre, por aquel entonces ya todo un magnate de los negocios en Estados Unidos.

Quizás no tenía cuerpo de modelo, pero "cumplía los requisitos de la lista de candidatas" que Donat y el fundador de la desaparecida Pasarela Gaudí, Paco Flaqué, se habían planteado para acabar de cerrar la lista de maniquís que desfilarían. Era una chica mediática, capaz de competir en la pasarela con, por ejemplo, la hija de Mike Jagger.

ROPA INTERIOR Y UN IGLÚ

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"\"Era lo contrario a una 'hija de pap\u00e1',\u00a0","text":"\"Era lo contrario a una 'hija de pap\u00e1',\u00a0una ni\u00f1a dispuesta a todo lo que le pedimos\", recuerda Josep Maria Donat, presidente de TCN"}}

Solo unas horas después de esa llamada de teléfono, Ivanka aterrizaba en Barcelona y desfilaba en ropa interior, cubierta por una capa y con un iglú de fondo. Comella y su marido recuerdan con cariño a aquella jovencita que se lo puso mucho más fácil de lo que se podían imaginar. "Era una persona muy diferente a la que esperábamos. No era una 'hija de', sino todo lo contrario. Una niña encantadora, de formas exquisitas, predispuesta a todo lo que le pedimos y que mostraba mucho interés –asegura Donat, afinando la memoria–. Era una chica con una buena formación, se notaba, y estuvo a la altura de lo que se esperaba".

La prueba es que, con todos los medios que tenía a su alrededor, en aquel momento viajó a Barcelona acompañada solo de su mánager. A la multimillonaria heredera "no la seguía un séquito de gente, ni siquiera llevaba guardaespaldas", explican Comella y Donat. Se dijo que por esa aparición sobre la pasarela cobró la friolera de 5 millones de pesetas de la época (43.800 euros de hoy). "No, no, su caché no fue excesivamente caro, no pidió cobrar más que sus compañeras. También en eso fue una chica de lo más normal", puntualiza Donat.

Como si ya pudiera prever su futuro en la Casa Blanca, la hija de Donald Trump demostró su 'savoir faire'. "Ivanka se mostró muy educada, sabía cuál era su sitio. Y la prueba es que con los años ha llegado a montar su propia empresa y le va estupendamente en los negocios. Entonces ya era una chica muy centrada", cuenta el matrimonio. Hoy, a sus 35 años, Ivanka tiene su propia firma de joyas y ropa, con establecimiento en Madison Avenue (Manhattan, Nueva York). Eso además de formar parte de la vicepresidencia, junto con sus dos hermanos, Donald y Eric, de Real State Development and Adquisitions de Trump Organization.

LA VOZ INFLUYENTE

Quienes la conocen dicen que es la única capaz de influir en las decisiones de su padre, a quien ha reprendido en varias ocasiones por sus polémicas declaraciones sobre las mujeres. "Conozco a mi padre obviamente de toda la vida y no es un baboso con las mujeres. Tiene un respeto absoluto por ellas, y definitivamente cree en el mérito individual por encima de todo", puntualizó en una entrevista.

Desde el 2009, Ivanka está casada con Jared Kushner, promotor immobiliario y editor educado en el judaísmo ortodoxo, religión a la que se convirtió la hija del presidente de los Estados Unidos para poder casarse con él.

Padres de tres hijos, Arabella Rose (5), Joseph Frederick (3) y Theodore James (10 meses), ambos forman parte del equipo de gobierno del hombre con más poder en el mundo, en el que Kushner ha sido nombrado 'asesor especial'. Tras el papel decisivo de Ivanka en la campaña presidencial de su padre y vista la confianza que Trump ha depositado en ellos, el matrimonio ya ha trasladado su residencia a Washington, a solo unos metros de la Casa Blanca. Porque si hay alguien capaz de hacer sombra a Melania, la primera dama, esa es Ivanka. Mucho más que la hija del presidente.

TEMAS