Las elecciones italianas

Italia vislumbra la ingobernabilidad en el cierre de campaña

Una multitud asiste al mítin del cómico Beppe Grillo en la plaza del Duomo de Milán, el martes.

Una multitud asiste al mítin del cómico Beppe Grillo en la plaza del Duomo de Milán, el martes.

ROSSEND DOMÈNECH
ROMA

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«El desafío será entre populistas y reformistas», dice Mario Monti. «El populista Beppe Grillo es un millonario y yo soy hijo de un mecánico», acusa el progresista Pierluigi Bersani. El conservador Silvio Berlusconi añade que «los malos» son Mario Monti, Bersani y Grillo. La campaña electoral italiana para las elecciones del domingo y el lunes se cerró ayer , polarizada entre el centro, la izquierda y el astro naciente de la protesta social y política.

Los comicios se celebran por primera vez en invierno y por vez primera también llegan acompañados de lluvia y nieve, casi un presagio sobre la incertidumbre del futuro político. Los resultados se conocerán el lunes por la tarde. Después de un año de Gobierno tecnócrata, presidido por Mario Monti y apoyado por todos los partidos para afrontar la fase más aguda de la crisis, hay mucho interés en conocer la reacción de los electores ante la vuelta a una situación de normalidad democrática. También Europa está pendiente de estos resultados, ante el temor que desencadenen una nueva ola de desconfianza en los mercados que arrastre a otros países vulnerables, entre ellos España.

EN LA TREINTENA E INEXPERTOS / Los conservadores de Silvio Berlusconi tendrá entre 15% y el 20% de los votos, según los sondeos, y Monti se mantiene entorno a un insatisfactorio 10%-12%. Los seguidores del cómico Beppe Grillo, semejantes a los indignados del 15-M pero con un líder que los une, podrían convertirse en el segundo o tercer partido del país (20%-25%), provocando una situación inédita en el Parlamento, al que llevarían entre 50 y 100 diputados inexpertos, de una edad en torno a los 30 años.

Los progresistas del Partido Democrático (PD) lograrían entre el 25% y el 35% de los votos, según las encuestas, lo que les permitiría ser el primer partido del Congreso, por lo que recibirían un premio del 55% de los escaños. Probablemente también serán la primera fuerza del Senado, pero con una mayoría tan exigua que podría obligarles a pactar con los moderados de Monti, aguando de hecho el programa de Gobierno de un Ejecutivo de izquierdas en tiempos de crisis. La fórmula Ber-

sani-Monti parece la favorita de las instancias internacionales.

Ayer Monti cerró su campaña en Florencia, acusando a Berlusconi de ser «la personificación de todo lo que no es moderado» y a la izquierda de ser «prisionera de la ideología». De Grillo dijo que «no conseguirá torpedear las instituciones». Por su parte, Berlusconi no acudió al mitin final en Nápoles, aduciendo una conjuntivitis. Intervino a través de un vídeo, repitió su larga lista de promesas y acusó a todos los demás. De Monti dijo que «parecía elegante y agradecido, pero es un amante del poder».

LAS PRIMARIAS / «Somos con gran distancia el primer partido y esto significa que los electores nos han entendido», dijo el progresista Bersani en su final de campaña. «Nuestra arma atómica son las primarias», subrayó Bersani, en referencia a los tres millones de electores que le votaron como candidato progresista al Gobierno.

En los últimos días, Bersani pidió al joven Matteo Renzi, su adversario en las primarias, que interviniera en la campaña, para contrarrestar la explosión nacional de los indignados de Grillo, que reunían a decenas de millares de personas en las plazas. De Berlusconi dijo que «en su cabeza no distingue entre la verdad y la mentira». Sobre Monti mantuvo una actitud diplomática.

Varios economistas han calculado el importe de las promesas electorales, cifrando su coste en 180.000 millones de euros, que el próximo Gobierno deberá buscar. «Confío en que este lunes celebraremos la liberación de 60 millones de ciudadanos», dijo del cineasta progresista Nanni Moretti. «De Berlusconi», añadió.