CRISIS MIGRATORIA EN EL MEDITERRÁNEO

Italia despliega sus barcos de guerra en Libia para luchar contra los traficantes

La misión naval apoyará a la Guardia Costera Libia para impedir la salida de pateras y barcazas hacia territorio europeo

Rescate de 369 inmigrantes a la deriva en un bote de madera, en aguas al norte de Libia, a cargo de la nave británica 'HMS Bulwark', en mayo del 2015.

Rescate de 369 inmigrantes a la deriva en un bote de madera, en aguas al norte de Libia, a cargo de la nave británica 'HMS Bulwark', en mayo del 2015. / periodico

Rossend Domènech

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Las naves de guerra italianas, probablemente entre dos y seis unidades con el soporte logístico adecuado, cuentan desde este miércoles con el visto bueno del Parlamento para acercarse hasta las costas de aquella parte de Libia controlada por el Gobierno de Trípoli, el único reconocido por la ONU. El objetivo de la misión -la primera con carácter oficial después de la aventura colonial del fascismo- es actuar en apoyo de la Guardia Costera Libia, ya entrenada y equipada por Italia, para impedir que los traficantes de personas envien pateras y barcazas hacia Italia y Europa.

Una de las consecuencias de esta misión será el necesario retroceso de las naves de las nueve oenegés que operan en la zona, rescatando inmigrantes a la deriva, que tal vez se queden sin trabajo, porque los inmigrantes serán retenidos en campos ya instalados por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Una de estas oenegés, la alemana Jugend Rettet, ha sufrido precisamente hoy el bloqueo de su barco en la zona, el 'Iuventa', que ha sido escoltado por los guardacostas italianos hasta la isla de Lampedusa y confiscado "preventivamente" mientras dure la investigación en su contra por supuestamente "favorecer la inmigración clandestina", según la fiscalía de Trapani (Sicilia). Jugend Rettet fue una de las cinco oenegés que no firmaron el polémico código de conducta promovido por Italia, con el aval de la UE, para poder actuar en tareas de rescate y salvamento en el Mediterráneo.

Apoyo de la ONU

La decisión de enviar las naves de guerra italianas a Libia, que contarán con el apoyo de la ONU, había sido tomada la pasada semana por el Gobierno de centroizquierda de Paolo Gentiloni y ha sido refrendada con 328 votos favorables de los progresistas del Partido Demócrata (PD), una parte de la izquierda formada por los disidentes anti-Renzi (MDP) y de la conservadora Forza Italia presidida por Silvio Berlusconi. La Liga Norte y la extrema derecha de Hermanos de Italia (FdI) se han abstenido y los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Beppe Grillo han votado en contra, aduciendo que “los franceses se quedan con el petróleo y nosotros con las pateras”. Arturo Scotto, de la extrema Izquierda y Libertad (SEL), que ha votado en contra, ha considerado la misión como “un trágico error”, porque ha sido aprobada en un “incierto contexto de legitimidad y relaciones internacionales, determinado por la prisa a reaccionar contra la iniciativa francesa”.

Dos semanas atrás, Emmanuel Macron había reunido en el Elíseo a los presidentes libios de los dos gobiernos adversarios, Fayez al-Serraj (Trípoli) y el general Khalifa Haftar (Bengasi). La iniciativa fue recibida por Italia como una patada a su ya larga intervención oficiosa en Libia durante los últimos años, que comprende, entre otras cosas,  acuerdos firmados con los jefes de las 40 tribus del sur (por donde entran en Libia los inmigrantes subsaharianos) y pactos con los alcaldes de la costa (de donde parten las barcazas de inmigrantes hacia Italia).

Petróleo libio

La política europea en aquel país incluye el petróleo libio, de muy buena calidad, que la italiana ENI ha seguido bombeando desde antes de la caída de Muamar Gadafi, a pesar de las divisiones del país. La francesa Total explota los yacimientos más orientales, bajo la jurisdicción del general Haftar, que París, junto con Egipto, apoya a pesar de que el único reconocido es el Ejecutivo de Trípoli, frágil pero de concordia nacional.

La misión había sido pedida a Roma y por escrito por el Gobierno “legítimo” de Sarraj. “Puede representar un cambio de rumbo importante para atajar el tráfico de seres humanos”, dijo Gentiloni. “Es evidente que ni Sarraj ni Haftar poseen por sí solos la clave para estabilizar Libia”, añadió sucesivamente Angelino Alfano, ministro de Exteriores, quien consideró que reuniendo en París a los dos líderes libios, Macron realizó “un paso útil, aunque hacen falta otros, que deben ser coordinados”.

Capacidad de respuesta

Por su parte, Roberta Pinotti, ministra de Defensa, ha explicado que las normas de actuación de los militares que participen serán “las mismas de la operación 'Mar Seguro'  (la europea Frontex-Sophia-Guardia Costera italiana)", aunque la misión aprobada “se transforma en bilateral” (Libia-Italia). En el caso de que  “los traficantes disparen contra una nave nuestra, podemos intervenir y lo mismo vale si la que es atacada es una lancha costera libia”, ha explicado la ministra.

Pinotti ha asegurado también que para todas las cuestiones que surjan, las decisiones serán tomadas “junto con los libios”. Los de Trípoli, por supuesto, a quienes el general adversario Haftar (Tobruk, Bengasi) no tiene en ninguna consideración, según ha comentado en varias y recientes ocasiones. Varias incógnitas se ciernen, pues, sobre la misión, que cuenta con el apremiante apoyo de EEUU, que han invitado repetidamente a Italia a “tomar la iniciativa” en Libia.