El conflicto de Oriente Próximo

Israelís y palestinos rompen el hielo tras tres años sin negociaciones

Un palestino se encara a un soldado israelí en una protesta en Bilin.

Un palestino se encara a un soldado israelí en una protesta en Bilin.

ANA ALBA / Jerusalén

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Una cena de Iftar -fin del ayuno de Ramadán- en casa del secretario de Estado de EEUU, John Kerry, en Washington, escenificó ayer el reencuentro entre palestinos e israelís para negociar, después de tres años sin diálogo oficial. La velada pretendía relajar a la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni, y el jefe del equipo negociador palestino, Saeb Erekat, antes de que desenfundaran sus espadas.

En la cena pusieron sobre la mesa la agenda de sus conversaciones, que no generan confianza en las calles de Palestina e Israel. «Las negociaciones serán una oportunidad para desarrollar un plan de trabajo en los próximos meses», dijo Kerry, que elogió al primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, y al presidente palestino, Mahmud Abás «por el coraje que han demostrado». «Experimenté en mi visita (a Oriente Próximo) en marzo el profundo deseo de paz de israelís y palestinos, que reforzó mi creencia de que la paz es posible y necesaria», indicó el presidente de EEUU, Barack Obama.

La reunión trascendente entre Livni y Erekat tendrá lugar hoy en el Departamento de Estado, lejos de las cámaras, y servirá «para determinar la agenda a seguir, las fechas y los procedimientos». «No se tocará ningún tema importante», dijo a este diario una fuente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Yasser Abd Rabbo, colaborador de Abás, explicó que las negociaciones empezarán «por las fronteras y la seguridad». Netanyahu no aceptó negociar de entrada sobre las fronteras de 1967 para el futuro Estado palestino, como quería Abás. Por su parte, el ministro israelí Silvan Shalom aseguró que «todas las cuestiones centrales del acuerdo permanente se negociarán de forma simultánea».

UN PROCESO DE 9 MESES / «Lo peor que puede llegar a ocurrir es perder todo un año en negociaciones futiles que no conduzcan a ninguna parte, es peor fracasar que no negociar», opina Yossi Beilin, exministro laborista y uno de los arquitectos del proceso de Oslo y de la Iniciativa de paz de Ginebra. Beilin propone ir «a por el acuerdo gradual, lo que implica un Estado palestino de inmediato y luego negociaciones entre los dos gobiernos sobre un acuerdo permanente». Para evitar el fracaso, Kerry tiene intención de administrar la información con cuentagotas durante el proceso, que durará nueve meses.

El paso previo a unas negociaciones plagadas de escollos fue eldel Gobierno de Netanyahu a la liberación de 104 presos palestinos encarcelados desde antes de los acuerdos de Oslo de 1993. A Netanyahu le costó sudor y lágrimas arrancar los votos a sus ministros.

Uno de los muros más sólidos con los que topó fue el titular de Economía, Naftali Bennett, que rechaza liberar presos y negociar la creación de un Estado palestino. Pero Bennett no puede tensar mucho la cuerda «porque sabe que si abandona la coalición de Gobierno, le sustituirán los laboristas», dice Beilin, partidario de «no olvidar a Hamás» y dialogar directa o indirectamente con el grupo que controla Gaza.

OPOSICIÓN DE HAMÁS/ Pero Hamás ya ha declarado que rechaza unas negociaciones que los ciudadanos consideran un episodio más de una larga cadena de intentos fallidos. «Esto es un teatro, una farsa», comentaba ayer en Ramala Maysun, una economista de 30 años. «La gente tiene derecho a desconfiar, pero no firmaremos ningún acuerdo que no respete los derechos del pueblo palestino», subrayó la fuente de la OLP.