Las consecuencias de la escalada

Israel teme el aislamiento

Soldados israelís regresan a Israel tras una incursión en el interior de la franja de Gaza, ayer.

Soldados israelís regresan a Israel tras una incursión en el interior de la franja de Gaza, ayer.

ANTONIO BAQUERO
BARCELONA

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joel y Núria, un matrimonio barcelonés con dos hijos pequeños, habían preparado al dedillo su viaje a Israel. «Nos apetecía mucho. Creemos que es un país interesantísimo», cuenta Joel que, sin embargo, hace una semana, tras constatar la escalada imparable de violencia, decidió anularlo. «Nosotros viajamos con dos hijos pequeños. No podemos correr ningún riesgo. La situación se ha vuelto incontrolable», afirma Joel que, a la seguridad, añade motivos morales. «No me parecía ético estar en una playa de Tel-Aviv tomando el sol sabiendo que muy cerca se está produciendo una auténtica masacre».

Joel y Núria no son los únicos que han anulado sus viajes. Según una estimación del propio Ministerio de Turismo israelí, el actual conflicto en Gaza va a suponer una caída de entre 350.000 y 400.000 turistas extranjeros, la mitad de los que iban a ir en los meses de junio y julio. Según el presidente de la Associació Catalana d'Agències de Viatges, Martí Sarrate, «el impacto del conflicto ya se nota; está habiendo muchas cancelaciones. Ya vamos por el 15%».  Sarrate tiene claro que «la gente que se va de vacaciones no quiere ir a un país en guerra».

IMPACTO EN HOTELES Y RESTAURANTES / Los economistas de Israel calculan que estas semanas de conflicto supondrán una caída del 0,5% en el PIB del país, según explicó en una entrevista a la cadena de TV Bloomberg, Jon Mevdev, experto israelí en inversiones, que reconoció el innegable «impacto negativo que este conflicto está teniendo en sectores como el turismo, la restauración, los hoteles, etcétera». No obstante, Mevdev señaló que el hecho de que la economía israelí depende en buena parte de sectores de alta tecnología la hace más resistente a este tipo de situaciones periódicas de conflicto.

A lo que no estaba acostumbrado Israel es a que las aerolíneas occidentales suspendan sus vuelos. Nunca había ocurrido antes. Ni durante la operación Plomo Fundido, ni durante la invasión del Líbano del 2006. El hecho de que la Administración Federal de Aviación de EEUU, el martes, y la Agencia Europea para la Seguridad Aérea, ayer, vetaran los vuelos a Israel ha generado gran inquietud en el Gobierno israelí.

El argumento oficial -incontestable tras la tragedia del MH-17 malasio- es el riesgo para los aviones después de que el martes un cohete de Hamás cayera cerca del aeropuerto Ben Gurion de Tel-Aviv. No obstante, el Gabinete israelí parece ver en esa suspensión de los vuelos una maniobra soterrada de presión. Así, EEUU y la UE jugarían con la amenaza del aislamiento aéreo para forzar al Gabinete de Binyamin Netanyahu a un alto el fuego.

RUEGO TELEFÓNICO A KERRY / El propio Netanyahu telefoneó el martes al secretario de Estado de EEUU, John Kerry, para pedirle que intercediera ante sus autoridades de aviación civil para que levantaran el veto a volar a Israel. En principio, la suspensión estadounidense debería levantarse hoy. Sin embargo, la Administración Federal de Aviación anunció ayer por la tarde que el veto iba a durar 24 horas más.

La agencia europea señaló que los vuelos quedaban suspendidos «hasta nuevo aviso». Eso hizo que de los tres vuelos que habían de despegar ayer de Barcelona hacia Tel-Aviv -uno de la israelí El Al, un chárter de Air Europa y un vuelo programado de Vueling-, solo despegara el de la aerolínea israelí. Desde el martes, gigantes de la aviación como Delta, US Airways, United Airlines, Air France, Lufthansa, Brussels Airlines, EasyJet, Air Canada, KLM y Swiss International ya no vuelan a Israel.

Israel depende casi exclusivamente de sus aerolíneas para no quedar aislado. Teniendo en cuenta que apenas se comunica por vía terrestre con sus vecinos, la suspensión aérea corta su cordón umbilical con el mundo. Eso explica reacciones como la del portavoz de la Aviación Civil de Israel: «Es una pena ver la pantalla de vuelos teñida de rojo [color de las cancelaciones]. Esto es un premio al terrorismo». Hamás señaló que la suspensión aérea «es una gran victoria». Prueba de la inquietud que ha generado esta suspensión, el Gobierno israelí reabrió el aeropuerto militar de Ovda, en una remota zona desértica, como alternativa al aeródromo Ben Gurion.