VIOLENCIA EN ORIENTE PRÓXIMO

Israel, implacable en Gaza pese a los muertos civiles

Palestinos rodean los cadáveres de la familia de Abu Jama, en Jan Yunis.

Palestinos rodean los cadáveres de la familia de Abu Jama, en Jan Yunis.

ANA ALBA

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Gaza vivió ayer una nueva jornada sangrienta. Las bombas de las fuerzas israelís segaron la vida de otras 73 personas. La mayoría estaba en su casa cuando les sorprendieron los misiles o el fuego de los tanques.

Israel sigue con su ataque implacable en el pequeño territorio palestino, que el domingo sufrió la peor masacre de la operación Margen Protector, con un centenar de muertos en un solo día. El número de muertos en el barrio de Shayaía, en el este de la ciudad de Gaza, ascendió a 75, pero eso no ha variado ni un milímetro la operación de los israelís.

La invasión terrestre de Gaza avanza «y se extenderá hasta que su objetivo -restablecer la calma de los ciudadanos de Israel durante un largo tiempo- se cumpla», dijo el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu. El Ejército aseguró que ha descubierto y eliminado al menos 14 túneles por los que se infiltraban militantes palestinos.

La ofensiva le está costando cara a Israel, que en cuatro días ha perdido a 25 soldados. Siete de ellos murieron ayer en enfrentamientos con milicianos palestinos que se introdujeron por un túnel. El Ejército mató a 10 de ellos.

Las emboscadas de grupos palestinos contra soldados continúan y también sigue el disparo de cohetes contra territorio israelí, a pesar de las toneladas de bombas que Israel ha lanzado sobre la franja y cuyo logro principal ha sido matar civiles. Hasta ayer por la noche, la cifra global de muertos era de 540 y la de heridos, de 3.100. Oenegés proderechos humanos calculan que el 85% de las víctimas son civiles.

JAN YUNIS Y RAFÁ / Cinco de ellos estaban ayer en el hospital Shuhadaa al-Aqsa, en Deir Balah, cuando los bombardearon. Al menos 70 personas más resultaron heridas. La aviación israelí castigó de forma especial el sur de la franja. En Jan Yunis y Rafá mató al menos a 40 personas. Tanto en estas dos localidades como en la ciudad de Gaza hubo familias que perdieron a varios miembros.

«Estábamos durmiendo y nos han sorprendido las bombas en la casa de al lado. Han muerto una señora y su hijo y hay heridos», dijo a este diario un vecino del barrio de Tufah refugiado en casa de familiares en el área de Al-Naser, en Gaza ciudad.

El edificio bombardeado ya es solo un amasijo de escombros y hierros de los que los equipos de rescate, con dos excavadoras y ayudados por vecinos voluntarios y transeúntes, tardaron unas horas en recuperar los cadáveres enterrados.

La casa donde había sido acogido el desplazado de Tufah quedó parcialmente destruida, pero ninguna de las 40 personas que dormían dentro murió. Hubo heridos leves, entre ellos Munira Hussein, de 38 años y esposa de Naser Abrahim Husein. Los dos dormían en su cama cuando un trozo de pared les cayó encima. «Nadie ha avisado de que iban a bombardear, teníamos la casa llena de niños», aseguró Naser indignado. Su familia fue expulsada en 1948 de Deir Sneid, un pequeño pueblo palestino cercano a Gaza, arrasado por las fuerzas israelís.

El número de desplazados por la operación Margen Protector que han hallado amparo en escuelas de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) supera los 100.000, cifra superior al doble de la que se registró en el 2009 con la operación Plomo Fundido. Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó ayer de que «las condiciones de higiene en los centros de acogida son extremadamente preocupantes» dado el hacinamiento de los desplazados.

REFUGIO / La familia Harara, de Shayaía, ha tenido más suerte que los que se han visto obligados a buscar refugio en escuelas. Son 9 -la madre, el padre y siete hijos entre 19 y 4 años- y el domingo salieron con lo puesto de casa de un abuelo.

«Bombardearon el edificio de nuestros vecinos, murieron todos. En el de nuestro abuelo éramos cien personas, casi todas desplazadas de otras zonas. Salimos corriendo y huimos», relata Shuhur, de 19 años.

Ella y su familia se alojan desde ayer en el Hotel Al-Mashtal, en la ciudad de Gaza. Su padre, Essam Harara, trabaja como técnico en la empresa palestina de telefonía Paltel y sus directivos han decidido ayudar a los trabajadores que estén en peligro y necesiten irse de su casa. Les pagan el hotel en zonas menos peligrosas los días que haga falta.

Los gazatís rezan cada día de este trágico mes para que las bombas dejen de matarlos. Pero la tregua parece no llegar nunca. Ayer, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbás, se reunió en Doha (Catar) con el dirigente de Hamás Jaled Meshal para hablar de un posible alto el fuego con Israel.