Irán, por su cuenta

Cuando Barack Obama anunció la semana pasada la ampliación de la campaña militar contra el Estado Islámico (EI), en su discurso hubo dos llamativas omisiones verbales: guerra e Irán. Conforme avanza y cobra forma la contienda, no obstante, va quedando en evidencia la relevancia del papel de Teherán y aunque públicamente las dos naciones, distanciadas desde hace 35 años, se alejan de la cooperación, la meta es compartida, aunque sea por razones muy distintas.

La divergencia entre Washington y Teherán, principal aliado del régimen de Bashar el Asad -al que ha apoyado enviando paramilitares de élite de Al Quds-- cobró ayer la forma de mensajes en 140 caracteres. Mientras se celebraba la cumbre de París, a la que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, había rechazado que se invitara a los iranís, la cuenta en Twitter y en inglés del ayatolá Alí Jamenei se llenó de confrontación. El líder supremo iraní calificó los comentarios de EEUU sobre la destrucción del EI de «vacíos, frívolos y tendenciosos», habló de «malvadas intenciones» y aseguró que el verdadero objetivo de Washington es «dominar la región y convertir Irak en Siria o en Pakistán, donde puede cometer crímenes».

Milicias chiís

Aunque desde Washington no se escatiman tampoco críticas y Kerry la semana pasada denunció que Irán es «estado espónsor del terror en varios lugares», EEUU no busca un choque abierto. De hecho, quienes estuvieron la semana pasada con Obama mientras hacía las presentaciones previas sobre su estrategia aseguran que menciona a Irán con frecuencia, uno de los protagonistas clave de la explosiva región.

Con los dos países negociando sobre el programa nuclear de Teherán, el subsecretario de Estado Williams Burns tiene autorización de la Casa Blanca para tratar «asuntos regionales» en los márgenes del diálogo atómico y la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, ha confesado no ser «un secreto que se han mantenido conversaciones con Irán sobre los esfuerzos contra el EI en Irak».

Cualquier cooperación de Washington y Teherán horroriza a Arabia Saudí y a Israel pero EEUU asume también la realidad: Irán ya ha enviado a milicias chiís a luchar con los kurdos en el norte. No hay coordinación pero si comunicación y fuentes del Gobierno hablan de «intereses comunes».