NUEVO ORDEN GEOESTRATÉGICO

Irán altera Oriente Próximo

Las delegaciones de EEUU y Gran Bretaña durante una pausa, este lunes.

Las delegaciones de EEUU y Gran Bretaña durante una pausa, este lunes.

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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El conflicto larvado que se vive en Oriente Próximo entre las dos grandes familias religiosas del islam dio un giro dramático este fin de semana, cuando los países sunís de la Liga Árabe acordaron crear una fuerza conjunta de intervención militar para combatir el terrorismo y acudir al rescate de regímenes amigos como el yemení del defenestrado Abed Mansour Hadi.

La decisión, como sugirieron las continuas alusiones a la injerencia de «actores externos» y «extranjeros» en el mundo árabe, persigue el objetivo de contener la creciente influencia del Irán persa y sus aliados chiís en la región. Una influencia que tiene visos de acrecentarse si las grandes potencias llegan a un acuerdo nuclear con Teherán.

EN EL AIRE

Todas las partes involucradas en las negociaciones de Lausana (Suiza) tienen hasta la medianoche de este martes para llegar a un acuerdo marco, un hito que debería completarse a finales de junio con otro pacto que especifique los detalles técnicos de las restricciones que se impondrían al programa nuclear iraní. Aunque quedan todavía cuestiones por resolver y el éxito de las negociaciones sigue en el aire, el pacto alarma a los estados árabes sunís e Israel porque podría liberar a Irán de buena parte de las cadenas que han constreñido su poderío desde que se descubrieran aspectos secretos de su programa nuclear en el 2002.

El acuerdo no solo implicaría un levantamiento progresivo de las sanciones, que según el Tesoro estadounidense le han costado cerca de 200.000 millones de dólares solo en los tres últimos años, sino que podría provocar un giro substancial en la política mantenida por Estados Unidos desde el triunfo de la Revolución islámica en 1979.

CONTENCIÓN Y AISLAMIENTO

Esa política ha oscilado desde la contención y el aislamiento mediante paquetes de sanciones en tiempos de Carter, Clinton Obama hasta una confrontación indirecta con el apoyo armado y financiero a los rivales regionales de Irán durante la Administración de Bush. «No hay duda de que un acuerdo implicaría un cambio absoluto en la política de los últimos 30 años», sostiene Jim Walsh, experto en seguridad del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT). «EEUU e Irán seguirían teniendo diferencias y oponiéndose en varios escenarios, pero daría pie a una relación más normal en la que coincidan en algunos asuntos y difieran en otros, como sucede con China», añade Walsh.

Algunos detractores alertan que el presidente estadounidense, Barack Obama, está tramando un realineamiento regional al alejarse de Israel y sus tradicionales aliados sunís para dejar que Irán ocupe el hueco. Pero es una tesis muy discutible porque si bien ambos países comparten bando contra el Estado Islámico en Irak e incluso en Siria, donde Washington ha dejado de pedir el derrocamiento del régimen alauí (chií) de Bashar el Asad, el antagonismo sigue siendo feroz en el Líbano, Palestina Yemen, donde apoyan campos opuestos.

INVERSIÓN EXTRANJERA

Menos dudas hay sobre los beneficios que el acuerdo conlleva para el Gobierno del moderado Hasán Rohani en Irán. El país lleva años privado de la inversión extranjera y sin acceso al crédito internacional. Las exportaciones de hidrocarburos están lejos de su potencial y su economía languidece lastrada por la inflación y el desempleo. En el 2012 se contrajo un 7% y un 2% en el 2013 como consecuencia del embargo petrolero europeo y las sanciones estadounidenses al banco central.

«Si las sanciones se levantan, Irán podría satisfacer todo su potencial y ayudaría además a las fuerzas prodemocráticas dentro del país porque el aislamiento solo ha beneficiado a los halcones», opina el presidente del Consejo Nacional Americano-Iraní, Trita Parsi. Algunos expertos creen que su economía podría crecer entre un 5% y un 7% anual.

INFLUENCIA

Parsi considera que la influencia regional de Irán se acrecentaría porque ni siquiera las sanciones han podido frenarla. Sus aliados controlan actualmente los gobiernos de Siria, el Líbano, Irak y Yemen, de ahí el terror que se esparce desde El Cairo Riad. «Habéis destruido el Yemen con vuestra inmadurez política y al manufacturar crisis domésticas y regionales», bramaba durante la reciente cumbre de la Liga Árabe el presidente yemení, Abed Mansour Hadi, defenestrado por las milicias hutis (chiís) aliadas de Irán.

El científico de origen iraní Muhamad Sahimi, profesor en la Universidad del Sur de California, no tiene dudas de lo que sucederá si se concreta el acuerdo nuclear. «Irán se transformará en la nación más poderosa de Oriente Próximo y, dada su influencia cultural y religiosa en la región, Israel y Arabia Saudí perderán parte de su ascendencia en el mundo».