Salen a la luz detalles oscuros del pasado del secuestrador de las jóvenes de Cleveland

Ariel Castro fue denunciado por violencia doméstica y algunos vecinos vieron a tres mujeres desnudas en su jardín

Globos de bienvenida en la casa de Gina DeJesus, una de las tres mujeres liberadas el lunes en Cleveland.

Globos de bienvenida en la casa de Gina DeJesus, una de las tres mujeres liberadas el lunes en Cleveland. / ed/dec

RICARDO MIR DE FRANCIA / Cleveland

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En la calle, los vecinos recogían dedicatorias para dar la bienvenida aAmanda Berry, Gina de Jesús y Michele Knight, se arremolinaban en corrillos comentando las últimas noticias o aplaudían a los moteros llegados para sumarse a la fiesta en el barrio. Ese era el anverso feliz en el West Side deCleveland, dondela policía liberó el lunes a tres jóvenes raptadasy encerradas durante una década en casa deAriel Castro, un chófer de autobuses escolares de 52 años y origen portorriqueño. Pero otro más siniestro seguía dibujándose a medida que afloraban algunas sospechas expresadas a lo largo de los años por los vecinos y los detalles truculentos del pasado de Castro, un personaje apreciado y respetado en el barrio.

A solo tres casas de la vivienda de paredes blancas y desconchadas donde un vecino escuchó el lunes losgritos desesperados de Berry, vive Israel Lugo. Según contó el martes a la prensa local, él y sus vecinos llamaron a la policía hasta en tres ocasiones entre 2011 y 2012 para avisarles sobre algunascosas extraordinarias que habían visto en la propiedad de Castro. En una de ellas, una vecina vio a tres mujeres jóvenes en el jardín trasero de la casa gateandodesnudas con un collar de perro en el cuello mientras eran vigiladas por tres hombres. Según su relato, la policía no llegó a responder a su llamada.

En otra ocasión, la madre de Lugo se puso en contacto con las autoridades tras ver como Castro aparcaba un autobús escolar frente a su casa y entraba en su interior con varias bolsas de comida y bebida de McDonalds. La escena no le cuadró porque aparentemente Castro vivía solo. Esta vez la policía respondió a la llamada pero no llegó a entrar en la vivienda.

Relación tormentosa con su exmujer

Castro fue detenido el lunes junto a sushermanos Pedro y Onil, todos ellos de edades comprendidas entre los 50 y los 54 años. En el barrio todo el mundo conocía a la familia y, aunque casi nadie entró en casa de Ariel en la década que tuvo secuestradas a las tres mujeres, era un tipo relativamente sociable, que charlaba con los vecinos, compartía de vez en cuando una cerveza, le daba una vuelta a los niños del barrio en su moto o en su quad o tocaba el bajo en varios grupos de salsa y latin jazz. Hasta noviembre del año pasado, el principal sospechoso del caso trabajó como conductor de autobús para distintos colegios públicos.

En la rueda de prensa del lunes, la policía aseguró que no tenía constancia de que tuvieraantecedenteso que se hubiera enfrentado a denuncias serias, pero algunos datos parecen contradecir esta afirmación. En 1993 fue arrestado por violencia doméstica, pero un jurado popular acabó absolviéndolo. Más tarde, en el 2005, su exmujer, con la que tuvo tres hijos, lo denunció por amenazas y malos tratos. Según los documentos judiciales obtenidos por la televisión local WKYC, Grimilda Figueroa, las madre de sus hijos, lo acusó de romperle la nariz dos veces, varias costillas y un diente. La denuncia decía además que, pese a no tener la custodia sobre sus hijos ni permiso para visitarlos, Castro "secuestra a sus hijas a menudo y las mantiene alejadas de la madre".

Violencia familiar

El historial deviolencia ha marcado a su familia. Una de sus hijas, Emily Castro, está cumpliendo una sentencia de 25 años de cárcel por haber intentadoasesinar a su hija. Cuando era una adolescente, fue diagnostica con un cuadro maniacodepresivo y a los 19 años, un día después de que su novio se fuera de casa, intentó matar a su bebé de 11 meses y más tarde quiso suicidarse cortándose las venas y tirándose a un río cercano.

En el West Side de Cleveland, el barrio donde fueron liberadas las tres chicas, sus desapariciones resonaron durante años. Habían sido secuestradas a solo unas manzanas de allí en tres incidentes distintos en el 2002, 2003 y 2004 y durante años muchos vecinos se implicaron en su búsqueda, organizando marchas o pegando carteles. Tanto es así que uno de los hijos del secuestrador, Ariel 'Anthony' Castro llegó a escribir un artículo en un periódico de barrio sobre Gina de Jesús, una de las mujeres desaparecidas, también de origen portoriqueño. "Es difícil pasar tiempo sin ver una foto de Gina en un poste telefónico, en una ventana o en un coche de estas calles atestadas", escribió Anthony, que estudió periodismo en la Universidad de Bowling Green State.