PRIMER ANIVERSARIO DE UN SECUESTRO MASIVO QUE CONMOCIONÓ AL MUNDO

El infierno de Boko Haram

Concentración en Nueva York para pedir la libertad de las jóvenes secuestradas en Chibok.

Concentración en Nueva York para pedir la libertad de las jóvenes secuestradas en Chibok. / AFP / ANDREW BURTON

ANTONIO BAQUERO / BARCELONA

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Fue durante días tendencia mundial. Hace un año, la etiqueta #Bringbackourgirls inundó las redes sociales como muestra de la indignación que, a escala mundial, se sentía por el secuestro el 14 de abril del 2014 de 276 niñas de una escuela de Chibok. Personalidades de la política -incluida Michelle Obama- y el espectáculo y miles de ciudadanos aparecieron en Twitter Facebook luciendo carteles con esa leyenda: «Devolvednos a nuestras chicas».

Pero Boko Haram no las devolvió. Y no solo eso. Secuestró, violó y asesinó a muchas más. En el año que ha pasado desde el secuestro de Chibok y desde aquella campaña en las redes sociales, este grupo de yihadistas nigerianos ha secuestrado a otras 2.000 mujeres y niñas. Durante estos meses, Boko Haram ha devenido en una maquinaria sanguinaria que ha arrasado el noreste de Nigeria, especialmente los estados de Borno, Yobe Adamawa, donde ha matado, según Amnistía Internacional (AI), a 5.500 personas en 130 ataques contra aldeas y ciudades y ha instaurado un «auténtico reino del terror» cuyas acciones «equivalen a crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad». Según un informe de Unicef difundido este martes, la violencia y el temor a los secuestros ha llevado a cerca de 800.000 niños a huir del noreste de Nigeria

Para dar la idea de la magnitud de la tragedia, Amnistía Internacional titula su informe con la frase de un yihadista: 'Nuestro trabajo es disparar, degollar y matar'.

ASALTO EN MOTOCICLETA

«En el 2014, los ataques de Boko Haram fueron más organizados, frecuentes y letales», sostiene la oenegé. La lista de acciones es interminable. Atentados con coche bomba y con terroristas suicidas --en varios casos con niñas de apenas ocho años-- contra mercados, estaciones de autobuses, escuelas y hospitales. Siempre lugares concurridos para causar la mayor cantidad de víctimas. También han multiplicado los ataques contra poblaciones, donde ejecutan a los hombres y secuestran a mujeres y a niñas, saquean mercados y viviendas e incendian la mayoría de las casas.

En base al testimonio de los supervivientes, AI reconstruye los métodos de los yihadistas, y sus ataques van desde asaltos de unos pocos hombres en moto a invasiones de ciudades a bordo de blindados. Los ataques suelen producirse a primera hora de la mañana o por la noche. Si en la localidad hay militares o policías, lo primero que hacen los yihadistas es eliminar esa resistencia. Luego, irrumpen en las calles disparando indiscriminadamente a todo aquel con el que se encuentran. «Disparaban a todo al que veían», explica Musa Yamadu, un testigo de la mayor masacre cometida por Boko Haram, que tuvo lugar el 5 de enero en Baga, donde 2.000 civiles fueron asesinados. Lo mismo ocurrió en las localidades de Gamburu (400 muertos) y Gwoza (600 muertos), los escenarios de las mayores matanzas.

DIVIDIDOS EN GRUPOS

Amira Ali, una mujer de la ciudad de Bama, cuenta: «Boko Haram mató a mucha gente. Mientras corría para ocultarme vi cuerpos sin cabeza en las calles. A unos los habían matado a tiros. A otros les habían abierto el estómago con un cuchillo». Los yihadistas suelen dividirse en grupos: unos van casa por casa para robar, otro incendian edificios, otros saquen tiendas, otros asesinan a civiles y otros agrupan a las chicas para llevárselas.

A los hombres los dividen según su religión, su profesión y su procedencia. Si vienen de ciudades que los yihadistas consideran que son proclives al régimen los asesinan. A los policías, militares y profesores también los ejecutan. «Mataron a mi yerno a golpes delante de sus hijos», explica Hauwa Kolomi, una mujer de 68 años, superviviente de Baga.

También matan a aquellos que se niegan a unirse al grupo. Así ocurrió en Madagali, donde decenas de hombres fueron conducidos a un escuela, convertida en un matadero. «Estaban sentados en el suelo con las manos atadas a la espalda. Dos hombres eran los encargados de ejecutarlos con cuchillos. No pude contar a cuántos habían matado ya», relata Ahmed, un joven que fue conducido a ese lugar por los yihadistas. «Estábamos sentados esperando nuestro turno. Varios se orinaron encima», dijo el joven que aprovechó un descuido para escapar. Al huir, pudo ver dos montañas de cuerpos.

NIÑOS ASESINADOS

A su paso, Boko Haram deja escenarios dantescos. Hamida Tijani, que sobrevivió al ataque que sufrió en febrero del 2015 la localidad de Gamburu. explica a la oenegé: «Vimos muchos cuerpos de personas que habían sido asesinadas. Había incluso niños de 10 años. Mi vecino iba contando los cadáveres. Había 45. En otro lugar había otros 50».