INCERTIDUMBRE

Argentina niega la suspensión de pagos pese a la falta de acuerdo

Tras intensas negociaciones, ha expirado el plazo para pactar con los fondos especulativos

El ministro de Economía, Axel Kicillof, en rueda de prensa, esta madrugada en el consulado de Argentina en Nueva York.

El ministro de Economía, Axel Kicillof, en rueda de prensa, esta madrugada en el consulado de Argentina en Nueva York. / JS cs AA

ABEL GILBERT / Buenos Aires

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"Que se queden tranquilos los argentinos. Mañana será otro día, el mundo seguirá andando", ha dicho el ministro de Economía de ArgentinaAxel Kcillof, tratando de restar dramatismo a las circunstancias. Daniel Pollack, el mediador judicial que intentó sin éxito acercar posiciones entre el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y los fondos especulativos agrupados en la American Task Force Argentina, tiene otra visión de la situación: Argentina, ha afirmado, se encuentra en una situación de "inminente" suspensión de pagos de parte de su deuda externa. No se trata, a su criterio, de "una mera condición 'técnica', sino que es un evento real y doloroso que perjudicará a la gente".

El país ha pedido, no obstante, más tiempo para encontrar una salida. Kcillof no descarta la posibilidad de un acuerdo entre bancos argentinos y la Task Force para la compra de los títulos que tienen en su poder. Ha precisado que se trataría de una "solución entre privados". Según el diario 'Ámbito Financiero' la suspensión de pagos sería "efímera" porque ese acuerdo estaría muy avanzado. Nadie ha confirmado ni desmentido esta versión.

Anoche se agotó formalmente el periodo de gracia para que se acrediten unos 600 millones de dólares en las cuentas bancarias de los bonistas que, entre el 2005 y el 2010, aceptaron renegociar sus acreencias. El país, en rigor, depositó el dinero en el Bank of New York (BoNY), pero estos acreedores no han podido cobrarlo por un fallo del juez neoyorquino Thomas Griesa, que los mantiene bloqueados.

El Gobierno niega la suspensión

El trasfondo de esta situación, que el Gobierno calificó ayer de extorsiva, es el litigio entre el Estado argentino y los fondos especulativos. Griesa dictaminó que Argentina les pague 1.300 millones de dólares a los llamados "buitres", antes de seguir cancelando sus obligaciones con el casi 93% de los bonistas con los que ha reestructurado su pasivo.

El ministro de Economía, Axel Kcillof, que ha participado en las febriles negociaciones en el tribunal de Nueva York, ha negado que Argentina sea insolvente. "A nadie se le ocurrió que podía venir a un juez a ordenar que los bonistas no pueden cobrar", ha apuntado. Y, por eso, ha hablado de "'Griefault'", un juego de palabras que asocia el apellido del magistrado con el 'default' (impago), un hecho que ha calificado de "engendro" "absolutamente inédito".

Kcillof ha asegurado que Argentina va a seguir cancelando los vencimientos, como lo acaba de hacer con el Club de París, por 642 millones de dólares. Sobre la decisión de Standard & Poor's de colocar en 'default selectivo' la deuda de este país, ha lanzado una pregunta: "¿Quién piensa que las agencias calificadoras son árbitros desinteresados en el sistema financiero?".

"No vamos a acceder a cualquier cosa"

Argentina se ha negado a pagarle a los "buitres" más que lo pactado con los otros bonistas. La razón de esa intransigencia obedece a que el próximo 4 de enero expira la cláusula RUFO (Rights Upon Future Offers) que habilita a esos acreedores a exigir las mismas condiciones de cobro que podría beneficiar en este caso a los fondos especulativos. Si la bomba RUFO explotara, Argentina debería abonar unos 120.000 millones de dólares adicionales, en los cálculos más optimistas.

Kcillof ha explicado que volvió a pedir a Griesa la posibilidad de dictar una medida cautelar para que los acreedores reciban su dinero y, a la par, puedan proseguir las discusiones con la Task Force Argentina. Pero el magistrado considera que esa medida deben concederla los fondos 'buitres'. Esos grupos, señala el ministro, "quieren se les pague más de lo que se les pagó al 92% de los bonistas. Eso no se puede. Argentina quiere pagar a todos en condiciones justas, equitativas, legales y sustentables, y ellos nos piden cosas inaceptables". Y ha advertido: "No vamos a firmar nada que comprometa el futuro de los argentinos. Vamos a buscar una solución justa, equitativa, sostenible y legal para el 100% de nuestros acreedores".

El ministro ha asegurado que ha presentado una oferta a los "buitres". "Les ofrecimos una extraordinaria ganancia del 300% de los papeles que compraron a precio vil. La proposición no fue aceptada porque quieren más, pero este Gobierno no va a acceder a cualquier cosa y respetará los intereses del pueblo argentino".

Griesa, un juez cuestionado

Kcillof ha cargado las responsabilidades de lo que ocurre sobre las encorvadas espaldas de Griesa. "Que resuelva, que no se exceda de su jurisdicción y permita que cobren los bonistas, porque el dinero es de ellos". A tono con declaraciones de la presidenta Kirchner, el ministro ha sugerido que el juez no actúa con imparcialidad en el llamado en Argentina juicio del siglo por los precedentes que puede sentar para futuras restructuraciones de la deuda externa de otros países.

Pero al juez no solo se le critica por darle la razón a los fondos especulativos. "Pide que le repitan las cosas. También que se las recuerden. Equivoca los años en los que Argentina realizó los dos canjes de deuda pública. Les pregunta a las partes sobre sus propias sentencias. Una simple mirada a varios extractos de la audiencia del martes pasado entre el juez Thomas Griesa y los representantes de la Argentina y de los fondos buitre dan cuenta de que se trata de un hombre mayor que podría estar padeciendo el paso de los años e incluso podría padecer de senilidad", ha apuntado el diario 'Perfil de Buenos Aires'.

Las aptitudes del juez también han sido cuestionadas por 'The New York Times'. El diario ha insinuado que Griesa no está capacitado para sostener el litigio. "Es difícil que inspire confianza en el sistema legal estadounidense", ha opinado el columnista Floyd Norris.