PRECAMPAÑA EN ALEMANIA

Merkel responde al auge de Schulz en los sondeos elevando el tono de las críticas

Los conservadores presionan a la cancillera alemana para que sea más dura con sus actuales socios de gobierno

Una carroza que representa a Merkel y a Schulz, en el carnaval de Colonia

Una carroza que representa a Merkel y a Schulz, en el carnaval de Colonia / periodico

CARLES PLANAS BOU / BERLÍN

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Si alguien pensaba que las elecciones alemanas serían un simple trámite para la cancillera alemana, Angela Merkel, el regreso de Martin Schulz ha puesto patas arriba la escena política nacional. Tan solo un mes después de que el expresidente del Parlamento Europeo anunciase que sería el candidato electoral del Partido Socialdemócrata (SPD) y tomase las riendas para relanzar a esta mermada formación, los democristianos empiezan a estar nerviosos. “Todos los que dijeron que esto sería flor de un día han quedado en evidencia”, ha alertado el conservador Markus Söder, ministro de Finanzas de Baviera.

En poco más de 30 días el llamado 'efecto Schulz' ha catapultado al SPD en las encuestas, alcanzando e incluso superando una barrera del 30% de los votos que a principios de enero parecía una cifra imposible. Su simpatía, popularidad y el giro a la izquierda que ha propuesto “rectificando” parte del programa de reformas liberales que impulsó su propio partido han devuelto la esperanza a la formación roja, que llega a empatar e incluso superar en los sondeos a la CDU de la todopoderosa Merkel, en un golpe de efecto que ha sorprendido a todo el tablero político. Schulz es cada vez más temido por los conservadores, que ven en el carismático discurso del expresidente del Parlamento Europeo una amenaza real a su hegemonía.

Es en este escenario que, a falta de siete meses para las elecciones federales, la bancada conservadora ha empezado a presionar a la cúpula para que sean más duros contra el SPD. Los socios bávaros de la CSU, partido hermano de la CDU, aprovecharán para intentar que la cancillera gire a la derecha y ceda ante sus peticiones. Merkel ha tomado nota. Este pasado fin de semana la cancillera alabó la llamada Agenda 2010 –el paquete de reformas que lanzó hace 14 años el propio SPD de Gerhard Schröder y que ahora Schulz cuestiona–, y criticó las contradicciones de sus actuales socios de coalición. “La reforma ha puesto más gente a trabajar. Los socialdemócratas no han querido confesarse sobre este caso de éxito hasta ahora”, remarcó.

MÁS JUSTICIA SOCIAL

Uno de los puntos más interesantes y difíciles de gestionar de las propuestas de Schulz es la reforma de algunos aspectos del sistema social. Sin concretar demasiado, el líder del SPD ha asegurado que impulsará las ayudas a los desempleados y limitará los contratos temporales. Sus rivales no han tardado en levantar la voz. “Tenemos que centrar la campaña en defender nuestro modelo de éxito. Si miras al mundo, a Alemania le va muy bien”, aseguró este fin de semana el ministro de Sanidad, el conservador Hermann Gröhequien negó que haya injusticia social. Por el otro lado, el líder de los verdes Cem Özdemir lamentó que la autocrítica de Schulz “llega demasiado tarde”.

Respecto a Merkel, Schulz busca el equilibrio en una crítica moderada que no lo alinee con la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) pero que le permita recuperar al votante socialdemócrata indignado. “El centro fluctuante es el que dará la victoria. Schulz puede ser una alternativa para los que votaron a Merkel por pragmatismo, sin especial atracción por la cancillera”, apunta Franco Delle Donne, especialista en comunicación política.

Aunque las elecciones generales serán el 24 de septiembre, la campaña ya ha empezado. Entre marzo y mayo, los comicios en los estados de Renania del Norte-Westfalia, Sarre y Schleswig-Holstein serán otro test para democristianos y socialdemócratas. La improbable coalición rojo-rojo-verde, llamada así por los colores de un tripartito de izquierdas formado por socialdemócratas, poscomunistas y ecologistas, es la pesadilla que temen los de Merkel. Ese nerviosismo en las filas democristianas ya se evidenció cuando Wolfgang Schäuble, ministro de Finanzas e histórico de la formación, acusó a Schulz de “populismo” y lo comparó incluso con Donald Trump. Las elecciones de septiembre se encaminan a ser las más reñidas y calientes de la última década.