La Iglesia católica francesa guarda silencio ante la segunda vuelta

La actitud contrasta con el llamamiento de los líderes protestante, judío y musulmán de votar a Macron para cerrar el paso a Le Pen

Le Pen, sonriente, en su acto electoral en Villepinte, cerca de París, el 1 de mayo.

Le Pen, sonriente, en su acto electoral en Villepinte, cerca de París, el 1 de mayo. / periodico

MARTA LÓPEZ / PARÍS (ENVIADA ESPECIAL)

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El discurso xenófobo y excluyente de Marine Le Pen no tiene cabida en la República Francesa porque es del todo incompatible con sus valores. Así lo han visto los líderes de las confesiones protestante, judía y musulmana que en una declaración conjunta han llamado este jueves a votar por Emmanuel Macron el próximo domingo. Un llamamiento que contrasta con el silencio mantenido la Conferencia Episcopal católica, que se ha abstenido de dar una consigna de voto, siendo algunos obispos a título individual los que han pedido cerrar el paso al Frente Nacional (FN)

"Nosotros, profundamente comprometidos con los principios republicanos de libertad, igualdad, fraternidad igual que a los valores universales de acogida, apertura al otro y solidaridad, invitamos a los franceses a movilizarse el 7 de mayo para hacer triunfar en las urnas la Francia generosa, tolerante y abierta al mundo", reza la declaración firmada conjuntamente por  el presidente de la federación protestante de Francia, Fançois Clavairoly, el presidente del Consejo francés de Culto musulmán (CFCM), Anouar Kbihech, y el gran rabino de Francia, Haïm Korsia. Los tres firmantes llaman al "voto republicano" por Macron porque por encima de la "neutralidad política" a la que están sujetos por su función, dicen actuar como "ciudadanos responsables".

Pero la excepcionalidad de estas elecciones no ha hecho dar el mismo paso adelante a la Iglesia católica, que se ha mantenido en silencio desde el pasado 23 de abril, cuando dos horas después del cierre de los colegios electorales en la primera vuelta, se limitó a recordar los "fundamentos" como la acogida de los refugiados o el valor de la familia  para ayudar al "discernimiento", pero sin ofrecer consigna de voto. Una actitud que ha llevado a algunos obispos a pronunciarse por su cuenta en contra de Le Pen y a 38 organizaciones cristianas de base a pedir “que no se ceda a la tentación del repliegue”.

Son variadas las voces que critican que la Iglesia no esté a la altura de las circunstancias, con la ultraderecha más cerca del poder que nunca. El diario católico ‘La Croix’ lamentó que en esta ocasión los obispos no hayan alzado más claramente la voz como sí lo hicieron en el 2002, cuando en segunda vuelta se enfrenaron el conservador Jacques Chirac y el ultra Jean Marie Le Pen y salieron en apoyo del primero.

LA FIGURA DE MARION MARECHAL LE PEN

Pero a diferencia de entonces, buena parte del electorado católico practicante -el 10% o el 15% del cuerpo electoral- se ha quedado ahora huérfano. El 46% de estos electores votaron al candidato de los Republicanos, François Fillon, y una buena parte de ellos se sienten tentados ahora de dar su respaldo a Marine Le Pen, seducidos sobre todo por la figura de la sobrina de la candidata, Marion Marechal Le Pen, mucho más conservadora que su tía en las cuestiones sociales, como en la defensa de idea de la familia tradicional.

"La capacidad del Frente Nacional de atraer a los católicos practicantes es real", resume en las páginas de 'Le Monde' Jérome Fourquet, del Instituto de sondeos IFOP. Y ante esa realidad, los obispos se dividen y la cúpula eclesial calla.