LA SOLIDARIDAD

La huella de Barcelona en Sarajevo

Legado 8 Monolito en la plaza Barcelona de Mojmilo.

Legado 8 Monolito en la plaza Barcelona de Mojmilo.

MONTSERRAT RADIGALES / SARAJEVO

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«Estrella Damm,the beer of Barcelona» («la cerveza de Barcelona»). No es más que un eslogan comercial en el toldo de la terraza de un bar de la zona peatonal de Sarajevo, pero ilustra hasta qué punto la marca Barcelona tiene aquí buena prensa. En el centro de la capital bosnia, una placa luce el escudo del Ayuntamiento barcelonés y expresa el agradecimiento de Sarajevo; la plaza principal de Mojmilo, antigua villa olímpica, lleva el nombre de Barcelona y un monolito de piedra conmemora, en catalán, inglés y bosnio, la reconstrucción del barrio por parte de la capital catalana.

Ninguna otra ciudad puede exhibir este palmarés. Los lazos entre Barcelona Sarajevo son muy especiales y empezaron a forjarse en el momento en que, durante la inauguración de los Juegos del 92, el alcalde Pasqual Maragall pidió la tregua olímpica para una ciudad que también había sido olímpica y llevaba tres meses sumida en la guerra. Tras múltiples acciones solidarias, Barcelona estableció en 1995 el llamado Districte 11 (sumando simbólicamente Sarajevo a los 10 distritos barceloneses) y, en febrero de 1996, abrió una oficina en Sarajevo bajo el paraguas del Consejo de Europa. Así nació la Embajada de la Democracia Local (ADL, en sus siglas en bosnio). Coordinaba la ayuda que llegaba de Catalunya, realizaba proyectos y servía de enlace con las autoridades bosnias e internacionales.

Barcelona reahabilitó las instalaciones olímpicas de Zetra con fondos del Comité Olímpico Internacional, y la villa olímpica de Mojmilo con fondos de la Unión Europea. En total, en Mojmilo se rehabilitaron 1.647 pisos, repartidos en 10 bloques, de los cuales nueve lo fueron parcialmente y un décimo, muy dañado, tuvo que ser reconstruido de nuevo.

El Districte 11 funcionó hasta el 2004. El Ayuntamiento barcelonés retiró entonces las asignaciones directas de su presupuesto y, a partir de aquella fecha, la ADL dejó paso a una Fundación de la Democracia Local, convertida en entidad de la sociedad civil bosnia y cuyos responsables son todos bosnios.

Barcelona les presta todavía ayuda técnica y profesional, pero la responsabilidad es solo de ellos. Trabajan en proyectos como la ayuda a víctimas de la guerra y, cada vez más, la ayuda a mujeres que son víctimas de la violencia doméstica.

Manel Vila, que fue el gerente del Districte 11, fue nombrado el pasado 6 de abril (aniversario del inicio de la guerra en Bosnia) ciudadano de honor de Sarajevo. «Entre Barcelona y Sarajevo se ha tejido una relación muy especial; más allá de las instituciones, hay también una relación muy estrecha entre las sociedades civiles de ambas ciudades», señala Manel Vila.

Otro legado de esta relación es la Fundació Districte 11 - City to City, creada hace dos años y de la que Vila es el alma máter.

Va más allá de Bosnia y pretende trabajar con ciudades que han tenido conflictos entre sus vecinos. De toda la experiencia de Bosnia, Vila saca una lección: «La gente cree que cuando se firma un acuerdo de paz, ya todo va bien. Pero no es verdad. Hay que acompañar el post-conflicto».