la carrera al Elíseo

Hollande no será candidato a su propia sucesión en las presidenciales del 2017

EVA CANTÓN / PARÍS

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François Hollande tira la toalla. El presidente francés ha anunciado este jueves que no optará a un segundo mandato en las elecciones presidenciales del 2017.  “He decidido no ser candidato a la elección presidencial”,  ha dicho en una corta declaración en el Elíseo.

Tras hacer un breve balance de sus cinco años en el poder, Hollande ha admitido ser consciente de los riesgos que entrañaría su candidatura, en torno a la cual no hay el suficiente consenso y por tanto dividiría notablemente el voto de la izquierda. “No me puedo resignar a la dispersión de la izquierda”, ha señalado.

El presidente ha indicado que su decisión está guiada “por el interés superior del país”, al que desde hace más de cuatro años ha servido, ha subrayado, “con honestidad”.

Es la primera vez en la historia de la V República que un presidente en ejercicio opta por no presentarse a su propia sucesión. “En los meses que viene, mi único deber será continuar dirigiendo el país”, ha continuado.

LA INCÓGNITA VALLS

El anuncio coincide con el inicio oficial  de la campaña de las primarias que la izquierda francesa celebrará a finales de de enero. La incógnita ahora es saber si el primer ministro, Manuel Valls, que esta noche ha elogiado la decisión de Hollande como la de “un hombre de Estado”, se presentará a la liza interna.

En las últimas semanas, Valls había multiplicado las señales dando a entender que podría presentar su candidatura en el caso de que Hollande renunciara. El presidente de la Asamblea Nacional, Claude Bartolone, llegó  a sugerir que el presidente y el primer ministro deberían presentar sus proyectos en las primarias de la izquierda.

Sin embargo, Hollande cortó en seco la iniciativa durante un almuerzo mantenido este lunes con el primer ministro, que se vio obligado a desmentir los rumores que corrían por París sobre su eventual dimisión, y a garantizar que no habría ninguna “crisis institucional”. El camino parece desde ahora más despejado para Valls.

De momento, varios líderes que han anunciado su intención de concurrir a las elecciones internas. Tres son representantes del ala izquierda del PS: el ‘rebelde’ exministro de Economía, Arnaud Montebourg, la senadora de París, Marie Noëlle Lienemann, y el exministro de Economía Benoît Hamon.

La nómina la completan Gérard Filoche, miembro del Consejo Nacional del Partido Socialista; Jean-Luc Bennahmias , del Frente Demócrata, y el ecologista François de Rugy.

Otros tres han optado por lanzarse a la carrera presidencial sin pasar por las primarias: el eurodiputado y presidente del Frente de Izquierdas Jean Luc Melénchon, el exministro de Economía de Hollande Emmanuel Macron, y Sylvia Pinel, del Partido Radical de Izquierdas.

Según todos los sondeos, la presidencia de la República se la disputarán en mayo el candidato de la derecha, François Fillon, y la ultraderechista Marine Le Pen. A los dos se ha referido Hollande esta noche.

De Fillon, a quien ha dicho respetar, ha criticado su proyecto político porque, a su juicio, cuestiona el modelo social francés y entraña el riesgo de agravar las desigualdades sociales.

De la extrema derecha ha lamentado que tenga como referencia el populismo que acaba de llegar a la Casa Blanca de la mano de Donald Trump. “El mayor peligro sería el proteccionismo”, ha alertado Hollande.

REACCIONES POLÍTICAS

Son numerosas las reacciones políticas que ha generado el anuncio del presidente. François Fillon considera que Hollande “admite con lucidez su patente fracaso”. “Este quinquenio finaliza con un desastre político y la decadencia del poder”, ha subrayado el ex primer ministro tras defender la alternancia para que Francia pueda reconstruirse sobre “bases sólidas”.

Por su parte, el vicepresidente del Frente Nacional, Florian Philippot, ha juzgado “sabio e inevitable” el paso dado por Hollande. Hemos tenido a Sarkozy, a Juppé y a Hollande en dos semanas. Eso dice mucho de la decrepitud de la vida política francesa”, ha abundado.

Elegido en el 2012 frente a Nicolas Sarkozy, Hollande, de 62 años, ha dilapidado en cuatro años el caudal de popularidad con el que llegó al Elíseo. Ahora sólo el 10% de los franceses tiene una buena opinión de él.

Hasta sus más fieles colaboradores habían dejado de verle como el candidato natural de la izquierda. Esta noche, su único lamento fue haber dividido al país al proponer la retirada de la nacionalidad a los condenados por terrorismo.

Su mandato se ha visto dramáticamente marcado por la peor ola de atentados que ha sufrido el país en décadas. Los ataques yihadistas contra Charlie Hebdo, París y Niza han dejado 238 muertos.