ELECCIONES LEGISLATIVAS

Holanda, primer asalto ultra en Europa

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CARLES PLANAS BOU / LA HAYA (ENVIADO ESPECIAL)

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Es un país pequeño que no suele generar demasiado interés internacional, pero esta vez es diferente. Tras el cisma político y moral que supuso para Europa la victoria del 'brexit' y la de Donald Trump en Estados Unidos, las elecciones de Holanda han pasado a ser el primer centro de atención en este agitado año electoral europeo. Las encuestas, que auguran un batalla entre el partido liberal-conservador (VVD) del primer ministro Mark Rutte y la ultraderecha islamófoba (PVV) capitaneada por el controvertido Geert Wilders, dejan claro que los comicios de este miércoles son otro nuevo test para calibrar el creciente éxito del nacionalismo xenófobo en el continente.

Wilders no podrá gobernar. Con 13 partidos que probablemente entrarán en el Parlamento y seis de ellos con más del 10% de los votos, la fragmentación política de los Países Bajos es única en Europa. Las principales formaciones han descartado cualquier tipo de acuerdo con el PVV, formando así un cordón sanitario que impida su acceso directo al poder. En el 2010 Rutte y Wilders gobernaron de la mano, pero el Ejecutivo se hundió dos años después debido a las críticas del líder racista. "No habrá pacto. Su relación es alérgica y queda claro que Wilders solo busca su beneficio aunque eso vaya en contra del país", comenta a EL PERIÓDICO una alta fuente del Gobierno.

La irrupción a última hora de la crisis diplomática con Turquía añade más leña a unas elecciones ya tensas. A pesar de que Wilders ha intentado sacar rédito al juego de provocaciones e insultos entre La Haya y Ankara adoptando un discurso aún más extremo, Rutte parece salir beneficiado del cara a cara dialéctico con Erdogan. Según las últimas encuestas, el PVV se deshincha hasta el 13%, un poco más lejos del 19% estimado para el VVD, y queda relegado a la tercera posición .La atomización de la cámara forzará al primer ministro a formar una coalición de cuatro o cinco partidos para obtener los 76 escaños necesarios. Verdes (GL), cristianodemócratas (CDA) y liberales (D66) tendrán mucho que decir.

¿POR QUÉ CRECE LA ULTRADERECHA?

Los comicios neerlandeses se han convertido en un nuevo plebiscito sobre la legitimidad de las fuerzas que crecen a base de señalar con el dedo a inmigrantes y al 'establishment' político de Bruselas. A diferencia del Reino Unido y Estados Unidos, ese movimiento radical hace tiempo que se cuece en los Países Bajos. Para entender el auge del PVV hace falta echar la vista atrás hasta el 2002. Tras el atentado de las Torres Gemelas, el populista Pim Fortuyn entró en escena con un duro discurso que popularizó la islamofobia. Después de su asesinato, Wilders le reemplazó con un tono aún más agresivo, prometiendo "desislamizar" el país. Su aparición quebró la centenaria tradición de consenso neerlandesa. "Wilders ha sido esencial para modelar la política y la opinión pública", asegura Raoul du Pré, director de Política del diario `'De Volkskrant'.

Como todo populista de manual, Wilders se alimenta del miedo de unos ciudadanos que perciben que la llegada de inmigrantes musulmanes y la crisis económica hundirán su sistema de valores, su trabajo y su bienestar. Señala al islam pero también a Bruselas. Otro de los motivos que explican su auge es el voto indignado, el del votante crítico con el 'establishment' que ve en un `outsider' como Wilders una solución a sus problemas. "Al proceder del VVD evitó que se le demonizara como a un neofascista", explica Tjitske Akkerman, profesora de la Universidad de Amsterdam que estudia el movimiento populista europeo. En la línea de Trump y el 'brexit', el PVV también recibe el apoyo de los sectores sociales con menos educación. Entonces ¿qué hace a Wilders único?

EL FACTOR GAY

En un país en el que solo el 5% de la población se opone a la homosexualidad, es imprescindible ganarse el voto de esta comunidad. A diferencia de la mayoría de los partidos populistas del continente, ultraconservadores en el plano social, Wilders sabe que necesita jugar esta carta para ganar votos. Por eso, y aunque las cifras dicen lo contrario, ha vinculado al islam con los ataques homófobos. "Wilders utiliza los derechos LGBT como arma para criminalizar a toda la comunidad musulmana, pero no les interesamos, nunca han votado a favor de ninguna ley que nos beneficie", explica Dino Suhonic, director de la organización Maruf, de musulmanes homosexuales. Ese homonacionalismo, como lo llaman los expertos, presenta un curioso caso de ultranacionalismo progresista.

Otro de los factores que ilustran que Wilders es un rara avis del movimiento islamófobo europeo es su férreo sionismo. Marcado por un viaje de adolescencia por Israel, el líder del PVV siempre se ha alineado con las tesis del Estado judío, algo que choca directamente con el antisemitismo arraigado en otras formaciones radicales del continente como la húngara Jobbik o la austriaca FPÖ.

En cuanto a su partido, es una estructura política personalista, que Wilders creó a su imagen. "Tiene miedo de perder el control y esa es su gran debilidad. Eso explica que Wilders parezca no querer gobernar", añade Akkerman.