El hermanastro de Kim Jong-un llevaba 120.000 dólares y acababa de ver a un estadounidense cuando fue envenenado

Las investigaciones sobre el asesinato del hermanastro del líder norcoreano siguen añadiendo ingredientes para la perfecta novela de espionaje de la Guerra Fría. Kim Jong-nam tenía 120.000 dólares (casi 107.000 euros) en efectivo de origen turbio cuando fue envenenado en el aeropuerto de Kuala Lumpur por dos atractivas jóvenes en febrero.

En la bolsa de mano del hermanastro mayor de Kim Jong-un, líder norcoreano, la policía encontró cuatro fajos de billetes de 100 dólares, señala el prestigioso diario japonés 'Asahi Shimbun'. Esa suma en efectivo debería haber sido declarada en aduanas pero el pasaporte diplomático de Kim Jong-nam le evitó el trámite. Los registros oficiales no señalan que lo hubiera sacado de ningún banco durante su estancia de ocho días en Malasia así que hubo de recibir los billetes en mano de algún particular.

Todo indica que fue el hombre con el que mantuvo una reunión y que tiene “conexiones con la agencia de espionaje estadounidense”, según las autoridades malasias. Kim Jong-nam había veraneado durante cinco días en Langwaki y se vio durante dos horas en un hotel con un ciudadano estadounidense, aseguran fuentes de la investigación citadas por el diario japonés. Ya había mantenido varios contactos antes con ese hombre de mediana edad, etnia coreana y residencia en Bangkok.

Los indicios sugieren que Kim Jong-nam estaba cobrando por suministrar información a Washington. Añade el medio japonés que en el su ordenador portátil se había introducido recientemente un lápiz de memoria USB que podría haber servido para la masiva transferencia de datos.

CUATRO DÍAS DESPUÉS DE LA REUNIÓN

Kim Jong-nam, de 45 años, fue asesinado cuatro días después de aquella reunión en la terminal de salidas del aeropuerto internacional de Kuala Lumpur cuando se dirigía a Macao. En la excolonia portuguesa recibía la protección de Pekín después de que Pyongyang le hubiera cerrado el grifo económico por haber criticado a su hermanastro en entrevistas en la prensa japonesa. Los expertos han señalado que China se guardaba la carta de Kim Jong-nam en caso de colapso del régimen norcoreano.

Se sabía ya que a Kim Jong-un no le faltaban razones para odiar a su hermanastro. Sus críticas públicas o los coqueteos con un gobierno cada vez más alejado de aquellos vínculos de hermandad que Mao había descrito como “tan cercanos como los dientes a los labios” ya habían encolerizado a Pyongyang. Su presunta colaboración con el espionaje estadounidense, que maneja planes de asesinar a Kim Jong-un, precipitó su ejecución.

Kim Jong-nam era el favorito de los tres hijos en la carrera sucesoria hasta que su padre, Kim Jong-il, se olvidó de él por su humillante detención en Japón con un pasaporte falso cuando iba a visitar un parque de atracciones de Disney.

JUICIO A LAS DETENIDAS

Esta semana empezará el juicio a las dos únicas detenidas por su asesinato. Doan Thi Huong, vietnamita, y Siti Aisyah, indonesia, se aproximaron por su espalda cuando se preparaba para embarcar y le rociaron un potente agente químico en la cara que le causó la muerte en el hospital pocas horas después. Ambas han asegurado que creyeron participar en un programa de bromas televisivas.

Corea del Norte ha negado cualquier implicación a pesar de que Seúl ha revelado que Kim Jong-un dictó cinco años atrás su orden de asesinato. Varios ciudadanos norcoreanos tomaron un vuelo de salida desde el mismo aeropuerto pocos minutos después del envenenamiento y tras un largo periplo llegaron a Pyongyang sin que pudieran ser detenidos.