AUGE DEL CRIMEN ORGANIZADO EN ISRAEL

La guerra de los Corleone judíos

Las familias de la mafia israelí ajustan cuentas a bombazos y a pleno sol

RICARDO MIR DE FRANCIA
JERUSALÉN

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El martes murió Yaakov Alperon o, simplemente, Don Alperon, como le conocía la gente del mundillo, el patriarca de "la última de las familias israelís al viejo estilo siciliano", en palabras de un criminólogo. Esa misma mañana había estado declarando en los juzgados. Bigote canoso, ojeras pronunciadas, polo de marca y sombrero de fieltro a la moda de los años 30. Poco después, una bomba lapa hacía trizas el coche que conducía por Tel-Aviv. "Era un hombre marcado

--aclaró el investigador Moshe Mizrahi--. Desde hace dos años vivía con un punto rojo en la cabeza".

La muerte del cerebro de la familia Alperon, de 53 años y antiguo boxeador, ha vuelto a poner de relieve la guerra que desde hace algunos años libran los clanes mafiosos de Israel. Una lucha por el suculento botín que generan el juego ilegal, el narcotráfico, la extorsión y hasta el negocio del reciclaje. Los feudos se disputan generalmente a pleno sol y en áreas concurridas. Vale todo para apretarle las tuercas al rival, desde granadas a misiles antitanque, bombas o armas automáticas.

Víctimas inocentes

En los últimos tres años, docenas de gánsteres y al menos ocho civiles inocentes han muerto en esta guerra subterránea. La última víctima colateral fue Margarita Lautin, de 31 años. Recibió un disparo de un motorista mientras cenaba en un restaurante de la playa de Tel-Aviv junto a su marido y sus dos hijos. La bala iba aparentemente dirigida contra otra mesa, donde cenaban varias figuras del hampa.

Muchos de ellos, compinches y asociados de Yaakov Alperon, asistieron el martes a su funeral, un acontecimiento de primer orden para los reporteros de la crónica negra y la policía, que no quiso perderse el cortejo de criminales. Algunos llegaron junto a sus guardaespaldas en vehículos blindados de lujo. Otros lo hicieron acompañados de sus abogados. El finado era más que una leyenda del hampa local; se había convertido en un icono popular gracias a sus frecuentes entrevistas en la televisión y su caracterización en algunos programas de humor.

El rey del chantaje

Hijo de una familia humilde de 12 hermanos emigrada a Israel desde Egipto en 1947, Yaakov Alperon pasó por la cárcel en numerosas ocasiones. Su fuerte, dice la policía, era la extorsión. Había chantajeado a vendedores ambulantes de flores y a empresarios de la construcción. Muchas veces intentaron matarle "con granadas, tiroteos y coches bomba", según un experto.

Dicen que tenía muchos enemigos. Desde el narcotraficante Zeev Rosenstein a la familia Abergil, con la que se disputaba el negocio del reciclado, pasando por el capo Amir Mulner, al que Alperon acuchilló el año pasado en la nuca en una cumbre mafiosa en Herzliya. Ahora, tras su muerte, la policía teme que se desate una ola de vendettas.

Ya lo dejó claro uno de sus hijos en el funeral: "Nunca perdonaremos. Encontraremos al responsable y no podrán enterrarlo porque le cortaremos los brazos, la cabeza y las piernas". Con idéntica sutileza habló su hermana Shoshana: "Con la ayuda de Dios, les haremos lo mismo a sus hijos. Mata y muere".

Cuestión de honor

Para el veterano criminólogo de la Universidad Hebrea Menahem Amir, la muerte de Alperon es fruto de una guerra por el honor y no por el territorio o el negocio. "Para ellos el honor y el prestigio son más importantes que el control de los activos, porque son lo que determina la posición en las familias del crimen, de la que dependen después las oportunidades económicas".

Corleones de ascendencia judía como los Alperon, Abergil, Abutbul u Ohana no son los únicos que operan en el submundo del hampa israelí. También hay mafias árabes, dedicadas al tráfico de drogas desde el Líbano, y poderosos conglomerados rusos que controlan la prostitución y el tráfico de mujeres. Cerca de un millón de rusos llegaron a Israel tras la caída de la URSS, entre ellos varios reputados barones del crimen organizado. Según la policía, la mafia rusa utiliza Israel para blanquear sus beneficios con inversiones en el sector inmobiliario y la banca.

El asesinato de Don Alperon ha puesto en guardia a las autoridades israelís, mucho más centradas en prevenir la violencia palestina que en limpiar debajo de la alfombra. "Hay una inconsistencia entre el nivel de crimen y la manera en que está siendo tratado", advirtió el primer ministro, Ehud Olmert. Ahora falta ver cómo responderán los herederos del ilustre capo.