LA OPINIÓN DE LOS EXPATRIADOS

«La gente ya no puede más»

La comunidad de ucranianos en Catalunya, unos 16.000, relatan un hartazgo social contra Yanukóvich

Crespón 8 Aleksandr Khrypunov, cónsul ucraniano, ayer.

Crespón 8 Aleksandr Khrypunov, cónsul ucraniano, ayer.

ALBERT GUASCH
BARCELONA

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Tania lleva más de 10 años en Lleida y siempre que se le preguntaba por Ucrania, respondía lacónicamente. No tenía nada bueno que decir, así que solía expresarse con breve desdén. Ayer, en cambio, costaba frenar su galope verbal. «Estoy orgullosa al fin de mi país. La gente que ha salido a la calle no lo hace contra Putin, ni a favor de la Unión Europea. Lo que quiere es que se vaya el presidente Yanukóvich. Está hundiendo al país, ha creado un Estado corrupto, dirigido por una mafia, y la gente lo está pasando fatal».

A Tania, ingeniera en su país, dedicada aquí a las tareas domésticas, se le ponía la voz trémula hablando de los últimos sucesos y particularmente al relatar historias de abusos de la policía ucraniana, historias terribles que a su juicio justifican el enfrentamiento, pero no contaba con el río de sangre. «¡Dios, no puede ser!», exclamó al ser informada de un recuento de víctimas que ascendía al centenar. Ella es una de los 16.000 ucranianos registrados en Catalunya. La comunidad protestará hoy y el domingo en Barcelona

Irina, que lleva por aquí 14 años y habla catalán con acento de Lleida, aseguró por su parte que no se esperaba el nivel de virulencia actual. «Los ucranianos somos muy pacíficos. No levantamos nunca la cabeza. Tenemos tendencia a aceptar lo que sucede. Es increíble que se haya llegado a esto. Me cuesta creer que ucranianos disparen contra ucranianos». Irina deslizó de esta manera una teoría muy extendida entre la comunidad ucraniana anti-Yanukóvich de Catalunya y es que policías rusos sin escrúpulos se han infiltrado en la plaza Maidán de Kiev.

Aleksandr Khrypunov, cónsul general de Ucrania en Barcelona, trató de ofrecer ayer una versión diplomática de los choques. «Intento ser objetivo», subrayó. Pero tenía claro a quién señalar como culpables: «Los disturbios son responsabilidad de los políticos de la oposición que ambicionan alcanzar el poder en el plazo más breve posible y que, aprovechando el descontento de la población cuando no se firmó el acuerdo con la Unión Europea, alentaron las protestas. No han querido esperar a las elecciones presidenciales del año próximo, que es como se gana el poder en democracia». En este ambiente revuelto han encontrado su oportunidad, opina, «grupos ultranacionalistas con simbología nazi» que son, añadió, los que han inflamado Kiev.

Su compatriota Víktor, un veterano de la guerra de Afganistán residente en Vila-seca (Tarragona), ofreció un diagnóstico opuesto. «Los políticos opositores no pintan nada. La gente está harta y ya no puede más. Por eso protesta. Y va el presidente y responde así, matando a la gente». Lo que dice que haría con el presidente es irreproducible. Demasiado gore.