AUDIENCIA EN EL VATICANO
Frío encuentro entre el Papa y Macri, que solo se reúnen durante 22 minutos
Francisco evidencia la distancia con el nuevo presidente argentino, con quien coincide en la urgencia de trabajar por la unidad nacional tras años de polarización en Argentina
Jorge Mario Bergoglio, el jesuita argentino que hoy es el papa Francisco, se reunió este sábado con Mauricio Macri, el hombre que en noviembre puso fin a 12 años de kirchnerismo, convirtiéndose en el nuevo presidente de Argentina. No obstante, no hubo ni sonrisas, ni fue un encuentro largo. Duró apenas unos 22 minutos de coloquio privado, a los que le siguieron 7 minutos de intercambio de regalos. Solo a título de comparación: 45 minutos fue la duración de la audiencia privada en el 2013 con el entonces presidente uruguayo, José Mujica.
El objetivo de la reunión, la primera desde que Macri asumió el poder, era acercar al presidente de los argentinos al argentino más famoso e influyente en el mundo. Sin embargo, ya desde el principio, las reglas establecidas enmarcaron el evento en un formato frío y formal. Francisco, quien en el pasado mandó el mensaje de que está cansado de la política argentina, optó por celebrar la cita en el Palacio Apostólico, donde se llevan a cabo los eventos más institucionales, y no en su residencia de Santa Marta, donde recibe a los más íntimos y estuvo Cristina Kirchner, la expresidenta y opositora política de Macri.
Los mismos regalos que Francisco le donó a Macri reflejaron un clima poco distendido, incluso menos de lo esperado. En particular, un medallón con un olivo que, auguró Francisco, una lo “que está separado”. Lo que se sumó a una copia de la encíclica 'Laudato Si', sobre el medio ambiente, y otra de la exhortación apostólica 'Evangelii Gaudium', sobre la desigualdad social que provoca nuestro sistema económico. Estos últimos dos son los mismos obsequios hechos a Fidel Castro, en septiembre pasado.
BREVE COMPARECENCIA ANTE LA PRENSA
Por su parte, Macri, quien viajó a Roma acompañado por su esposa Juliana Awada, compareció ante la prensa por 17 minutos. En un discurso moderado muy medido, el presidente argentino hizo hincapié -repitiéndolo dos veces- en que la reunión con Bergoglio “fue el contacto entre dos viejos conocidos” y que ambos coincidieron en la urgencia de trabajar por la unidad nacional. Esto, tras años de polarización y división en la sociedad argentina.
“Le planteé mi gran preocupación por unir a los argentinos, dejar atrás los rencores y las disputas del pasado para trabajar en una agenda común”, afirmó Macri, cuya ascendencia -como la de Bergoglio- es italiana. Tanto él como el Papa aseguraron asimismo que la lucha contra contra la pobreza y el narcotráfico y la defensa de los derechos humanos en Argentina son prioridades y puntos en común.
“Me dijo que no dude en enfrentar problemas graves que tiene Argentina, como el narcotráfico y la corrupción", afirmó Macri. Acto seguido, el político argentino se encontró con su homólogo italiano, Matteo Renzi, en la que fue la segunda reunión entre ambos en 10 días. Argentina e Italia "no son simplemente amigos, son hermanos”, decía en estos días Renzi, al hablar de su “amigo Mauricio”, en tonos muy diferentes.
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