El Frente Nacional aumenta su base electoral

El partido de Marine Le Pen avanza al calor de la crisis de refugiados y el terrorismo yihadista

EVA CANTÓN/PARÍS

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La crisis de los refugiados, unida a los atentados yihadistas que sacudieron París en el año 2015 y que se han repetido esta semana en Bruselas, no ha hecho más que consolidar el avance imparable del Frente Nacional (FN) en Francia, que aumenta su base electoral en cada cita con las urnas.  

Desde la llegada de Marine Le Pen a la cúpula de la formación ultraderechista, en enero del 2011, la estrategia de ‘desdiabolización’ para darle al partido antieuropeo, xenófobo y antiinmigración un barniz de respetabilidad y medirse en pie de igualdad con el resto de la clase política, parece haber dado sus frutos.

Después de alzarse con un 25% de los votos en las elecciones europeas del 2014, año que marca la entrada del FN por primera vez en el Senado francés, el partido gana terreno municipal y regional.

Sin romper 'el techo de cristal'

Con 6,8 millones de papeletas, superando el récord de las presidenciales del 2012 (6,4 millones) fue la fuerza más votada en la primera vuelta de los comicios regionales de diciembre del 2015, lo que supone un 28% de los sufragios en términos nacionales. Aún así, no ha logrado romper el ‘techo de cristal’ de un sistema electoral de doble vuelta que facilita la unión izquierda-derecha, el llamado ‘pacto republicano.

Su firmeza frente al islamismo y la defensa de la soberanía francesa ante la globalización y los tecnócratas de Bruselas, cala en amplias capas sociales, decepcionadas con la derecha y la izquierda, que llevan décadas sin atender las demandas de la población desfavorecida y los jóvenes, nuevo caladero de votos del partido fundado por Jean Marie Le Pen en 1972.

Las críticas hacia la Unión Europea están en el ADN de la formación ultraderechista desde finales de los 80, aunque su discurso se ha radicalizado en los últimos años con la reivindicación de la salida del euro y el abandono de Schengen.

Control de fronteras

Recuperar el control de las fronteras es un mantra desde el 13-N que Marine Le Pen ha reiterado tras los ataques de Bruselas para “saber quién entra en Francia y eventualmente expulsarlo si representa un peligro”.

Aunque los politólogos dudan de que el FN esté “a las puertas del poder” -como alertaba el primer ministro francés, Manuel Valls- por su dificultad para fraguar alianzas, sí ha logrado imponer en la agenda política algunas de sus viejas reivindicaciones, como la retirada de la nacionalidad a los condenados por terrorismo, y ningún sondeo niega que Marine Le Pen llegará a la segunda vuelta en las presidenciales del 2017.