Crisis en el gigante sudamericano

La Fiscalía de Brasil denuncia al presidente Temer por corrupción

La acción judicial, sin precedentes en la historia brasileña, encuentra al mandatario interino cada vez más débil y aislado

El presidente de Brasil es acusado de corrupción

Se convierte en el primer mandatario denunciado por este delito. / periodico

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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Comienza para Michel Temer la cuenta regresiva y solo un milagro político podría mantenerlo en la presidencia después de que la Procuraduría General de la República (Fiscalía) presentara en la noche del lunes denuncia penal por corrupción en su contra. No hay precedentes de una acción de esa naturaleza en la historia de Brasil por lo que la prensa coincidió en que el escenario de la destitución de Temer es cada vez más certero.

Al conocer la noticia, Temer se reunió de inmediato con sus asesores. La suerte del mandatario interino, con un rechazo del 93% de los brasileños, quedó prácticamente sellada cuando su nombre quedó asociado al escándalo de los sobornos de la multinacional cárnica JBS. En la demanda entregada al Supremo Tribunal Federal (STF), el fiscal Rodrigo Janot sostuvo que Temer hizo valer su condición de jefe de Estado para recibir por intermedio de (su exasesor y diputado) Rodrigo Rocha Loures unos 150.000 dólares. Desde el momento en que Joesley Batista, uno de los dueños de JBS, asoció a Temer con maniobras dolosas, se puso en marcha un proceso de investigación por presunto intento de obstrucción de la justicia, corrupción pasiva y asociación ilícita.

Las pruebas que apuntaron en su contra son consecuencia del acuerdo de delación premiada que firmaron los dueños de la multinacional citada con los que llevan adelante las investigaciones de la operación anticorrupción conocida como Lava Jato. Joesley Batista le dio a la Procuraduría una grabación clandestina en la que aparece hablando con Temer en su residencia presidencial sobre el modo de comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, actualmente en prisión.

Cunha fue el principal impulsor del proceso de 'impeachment' contra la presidenta Dilma Rousseff y contó con el complaciente aval de un Temer que está cerca de probar la misma medicina. Batista también le contó a la Procuraduría cómo, en virtud de su pacto con el mandatario interino, se entregaba regularmente dinero a Rocha Loures para la financiación de las campañas del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Temer impugnó ante el Supremo la veracidad de la cinta incriminatoria y reclamó a través de sus abogados una pericia del audio. La Policía Federal rechazó cualquier posibilidad que la cinta hubiera sido manipulada.

CADA VEZ MÁS AISLADO

El paso dado por Janot encuentra a Temer cada vez más aislado. “Solo el presidente tiene legitimidad de reducir su propio mandato”, le sugirió nada menos que Fernando Henrique Cardoso, el hombre que gobernó Brasil en la segunda mitad de los años 90 y maneja el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Los analistas no pudieron entender ese consejo como una ruptura de la alianza que habían forjado para sacar a Rousseff del medio. “Apelo al presidente para que medite sobre la oportunidad de un gesto de grandeza, con el cual ganará la anuencia de la sociedad para conducir una reforma política y comandar nuevas elecciones”, añadió Cardoso.

Para apartar a Temer de su cargo por 180 días y juzgarlo, la Cámara de Diputados necesita dos tercios sus integrantes (342 de un total de 513). El Gobierno todavía confiaba en poder resistir esa eventual embestida en el recinto. En caso de que se haga realidad el escenario que Temer quiere evitar, asumiría el poder provisionalmente el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia, socio del PMDB, quien en 30 días debe convocar a los diputados y senadores a designar al sustituto del actual mandatario para que asuma una gestión por otro lado accidentada y que debe concluir el 31 de diciembre del 2018. El Partido de los Trabajadores (PT) reclama que se realicen elecciones directas. En la actualidad, y a pesar del hostigamiento judicial, Luiz Inacio 'Lula' da Silva es el político más ponderado de Brasil.