Fidel Castro, sobre la visita de Obama: "No necesitamos que el imperio nos regale nada"

El expresidente cubano critica con dureza el discurso del presidente estadounidense en La Habana

MADURO SE REÚNE CON FIDEL CASTRO

MADURO SE REÚNE CON FIDEL CASTRO / AE

RICARDO MIR DE FRANCIA

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Barack Obama acudió la semana pasada a Cuba para enterrar el hacha de guerra y abrir una nuevo capítulo en la complicada historia entre dos de los grandes protagonistas de la guerra fría, pero tampoco en la isla todo el mundo está dispuesto a aparcar el pasado aunque sea por puro pragmatismo. Fidel Castro ha cargado este lunes contra la visita de Obama en una carta publicada en el diario oficialista 'Granma'. En su primer pronunciamiento desde la visita, el líder de la Revolución de 1959 ha recuperado los viejos agravios y ha tildado de “almibaradas” las palabras del presidente de Estados Unidos en el Gran Teatro de La Habana. “Somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos”, ha escrito Castro a sus 89 años. “No necesitamos que el imperio nos regale nada”.

Entre los exiliados cubanos de Miami predomina la idea de que nada cambiará políticamente en Cuba mientras Fidel siga vivo. Y sus “reflexiones”, bajo el título de “Hermano Obama”, dan cierto peso a esa idea. La misiva denuncia “el bloqueo despiadado que dura ya 60 años” y “los ataques mercenarios” a barcos, puertos o aviones cubanos. También le reprocha a Washington “la ayuda de Reagan e Israel” a la “Sudáfrica racista” del apartheid para que obtuviera armas nucleares y se extiende en la fracasada invasión de Bahía de Cochinos, lanzada en 1961 por la Administración Kennedy. “Nada podrá justificar aquel alevoso ataque que costó a nuestro país cientos de bajas entre muertos y heridos”.

NO HUBO REUNIÓN

Obama no llegó a reunirse durante sus dos días de estancia en la isla con Fidel, quien transfirió el poder a su hermano Raúl en 2008, y la jerarquía del régimen se esforzó con pequeños gestos para quitar de algún modo relevancia al acontecimiento histórico. El presidente cubano, por ejemplo, no acudió a recibir a Obama al aeropuerto, aunque sí le acompañó en la despedida.

Refiriéndose al discurso que ofreció para la población cubana, Fidel le reprocha que solo se acordara del pasado esclavista de ambas naciones sin recordar a los indígenas. “Las poblaciones nativas no existen para nada en la mente de Obama. Tampoco dice que la discriminación racial fue barrida por la Revolución, que el retiro y el salario de todos los cubanos fueron decretados por esta antes de que el señor Barack Obama cumpliera 10 años”. Y tras reproducir algunas palabras del estadounidense, como aquellas en las que llamaba a olvidarse del pasado, agrega: “se supone que cada uno de nosotros corría el riesgo de un infarto al escuchar estas palabras del presidente de EE UU”.

El tono es por momentos desafiante y a los largo de la carta queda clara la incomodidad de Fidel con la pretensión norteamericana de esgrimir su visión sobre el futuro de Cuba. “Nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este noble y abnegado país renunciará a la gloria y los derechos, y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura”, escribe Castro.