Crisis en Argentina

Fernández de Kirchner retoma iniciativa con disolución de central de inteligencia

La oposición en cambio dice que es una cortina de humo por muerte del fiscal Nisman

ABEL GILBERT / BUENOS AIRES

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La decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de disolver la Secretaría de Inteligencia (SI), tras considerar que algunos sectores desplazados del organismo y otros que todavía permanecen no son ajenos  a los hechos que llevaron a la muerte a Alberto Nisman, volvió a mostrar la profunda fisura política que existe entre los argentinos. Aunque se trata de un anuncio de una enorme audacia, la oposición, que antes lo consideraba necesario, la calificó hoy de una cortina de humo que busca desviar la atención de lo que sucedió con el hombre que había acusado a Fernández de Kirchner  de “organizar la impunidad de los prófugos iraníes” supuestamente  involucrados en el atentado contra la mutual de la colectividad judía (AMIA) que mató 85 personas el 18 de julio de 1994. 

El proyecto también recibió fuertes apoyos. León Arslanian, uno de los jueces que condenó a la junta militar en 1985 y que se desempeñó luego como posterior secretario de seguridad bonaerense, estimó que la disolución de la secretaría de inteligencia, una verdadera usina de la conspiración que ningún Gobierno pudo controlar al finalizar la dictadura, es “absolutamente fundamental para construir un sistema más sano”. Y añadió: “esta era una asignatura pendiente hacer una reingeniería de este tipo para que los Servicios de Inteligencia sean adecuados a la Constitución y al Estado de derecho, tengan control y sean gobernados por el poder político”.

No me van a extorsionar, no me van a intimidar”, dijo anoche Fernández de Kirchner. En un mensaje transmitido por radio y televisión, aseguró que esta medida era una deuda de la democracia recuperado en 1983. El proyecto de ley, a tratarse de urgencia, establece  la creación de una Agencia Federal de Inteligencia, cuyos directores solo podrán ser nombrados con acuerdo del Senado. En virtud de la nueva norma, el sistema de escuchas telefónicas pasa al ministerio público fiscal, que no depende de las autoridades ejecutivas y la inteligencia interna queda exclusivamente limitada a los delitos contra el orden constitucional y las instituciones. 

De acuerdo con la presidenta, sectores de inteligencia estarían relacionados con la escritura de la denuncia que presentó Nisman y que fue desautorizada por el juez que entiende la causa AMIA y la misma Interpol, así como otras campañas en su contra. Fernández de Kirchner sostuvo que  la Justicia, que en parte se resiste a la reforma, tiene ahora el gran desafío de “demostrar que es  posible encontrar a alguien y enjuiciarlo. De ninguna manera se puede tener sitiada a la democracia”. La asociación de magistrados, enfrentada con el Poder Ejecutivo por su proyecto de reforma judicial, rechazó el cambio en materia de escuchas telefónicas. 

RECHAZO OPOSITOR

El precandidato a presidente de la Unión Cívica Radical (UCR) Ernesto Sanz consideró que “la Inteligencia del Estado no se corrige con una ley, sino con un cambio de Gobierno”. Federico Pinedo, del PRO (derechas) dijo que “me parece bien cambiar un organismo destinado a espiar, ocultar y mentir, y eso es lo que ha hecho este gobierno en once años”. “Antes de reformar nada que expliquen el desastre que han hecho con la Inteligencia en estos once años”, opnino Margarita Stolbizer (socialdemócrata).

Para el diario La Nación, CFK montó una “puesta en escena” en la que eligió “mostrarse vulnerable, sentada en una silla de ruedas y con la bota ortopédica a la vista”, aunque “ajena a cualquier autocrítica”. La Presidenta, añadió, “intenta dibujar un ideólogo en las sombras de la muerte de Nisman. Del asesinato, aunque se cuidó de no decir la palabra”. La Nación concluyó: “una población que esperaba mensajes tranquilizadores en este verano de espanto se encontró con la declaración de otra guerra imaginaria. Tan carente de empatía que ni siquiera fue capaz de incluir el cortés consuelo de un pésame a la familia de un hombre muerto”.

El diario “Clarín”, que a los ojos del Gobierno es el principal partido opositor argentino, dijo que, tras el discurso, “Cristina volvió a ser Cristina. Autorreferencial y víctima de una conspiración a la que no teme y dará batalla en un relato en el que mezcla hechos con deducciones de cronista policial… No falta nada. El crimen del fiscal está esclarecido”.

En este contexto se sigue desarrollando la causa Nisman. El técnico informático Diego Lagomarsino, la persona que lo vio por última vez con vida, fue imputado ayer por la fiscal Viviana Fein trata de determinar si el fiscal se suicidó o si fue asesinado. Por ahora, afirma que “no hubo terceras personas”, pero está esperando dos estudios clave de la autopsia y el análisis de celulares, computadoras y cámaras de seguridad.