La fatídica cumbre de las Azores que precipitó la invasión de Irak

Bush, Blair y Aznar promovieron el 16 de marzo del 2003 una aventura bélica cuyos efectos devastadores aún persisten en Oriente Próximo

De izquierda a derecha: Blair, Bush y Aznar, en el aeropuerto de la isla de Terceira, en las Azores, antes de la cumbre, el 16 de marzo del 2003.

De izquierda a derecha: Blair, Bush y Aznar, en el aeropuerto de la isla de Terceira, en las Azores, antes de la cumbre, el 16 de marzo del 2003. / periodico

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El 16 de marzo del 2003, hace ya algo más de 13 años, se celebró en el archipiélago atlántico de las Azores la fatídica reunión que acabaría precipitando la invasión angloestadounidense de Irak, con las dramáticas consecuencias conocidas en Oriente Próximo.

Los máximos mandatarios de EEUU (George W. Bush), Reino Unido (Tony Blair) y España (José María Aznar) quisieron presentar al mundo la llamada cumbre de las Azores como la última oportunidad diplomática para evitar la guerra en Irak. Allí se adoptó la decisión de lanzar un ultimátum de 24 horas al régimen del presidente Sadam Husein para su completo desarme, argumentando la supuesta existencia de armas químicas que nunca se llegó a demostrar, bajo amenaza de declaración de guerra.

En España la cumbre de las Azores fue muy criticada y, según algunos expertos, supuso un punto de inflexión que marcó el inicio de la caída del PP, que se acentuaría aún más con el 11-M.

El ultimátum, en cualquier caso, desembocó finalmente en la invasión de Irak por una coalición internacional sin contar con el respaldo explícito de la ONU, aunque amparada en algunas resoluciones del Consejo de Seguridad.

De la reunión y sus sonrientes participantes emergió el despectivo apelativo de ‘El trío de las Azores’, aunque en propiedad hubo un cuarto protagonista: José Manuel Durao Barroso, el primer ministro portugués, que actuó como feliz anfitrión.

Años más tarde, en noviembre del 2007, siendo ya presidente de la Comisión Europea, Barroso declararía haber sido "engañado" en la reunión de las Azores, donde se habrían mostrado documentos probatorios sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak que posteriormente resultaron falsos. El ‘expremier’ portugués reveló además que fue Aznar quien más solicitó la celebración de aquella cumbre previa a la guerra de Irak.

Ni Bush, ni Blair ni Aznar mostraron con el tiempo tener demasiados remordimientos por la guerra iniciada y sus devastadoras consecuencias, que aún perviven en aquella zona de Oriente Próximo. Solo el ‘premier’ británico esbozó un ligero ‘mea culpa’ cuando en octubre del 2015 admitió el dolor causado por aquella invasión y pidió perdón por los errores cometidos –atribuyéndolos a los servicios de inteligencia- después de haber defendido en el 2010 que la guerra había hecho el mundo más seguro.