desaparición de un símbolo

Francia despide a Simone Veil, icono de la emancipación de la mujer

Superviviente del Holocausto, fue la primera presidenta del Parlamento Europeo y la impulsora en Francia de la ley del aborto

EVA CANTÓN/ PARÍS

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Superviviente del campo de concentración de Auschwitz, símbolo del progreso de los derechos de las mujeres y figura destacada de la construcción europea, Simone Veil fue un verdadero icono de los momentos clave que marcaron la historia del siglo XX. La académica, exministra y expresidenta del Parlamento Europeo ha fallecido este viernes en su domicilio parisino a los 89 años.

Con su muerte desaparece uno de los grandes referentes morales de la escena política francesa y europea. En Francia, donde se han sucedido los homenajes a su trayectoria excepcional, será recordada por haber impulsado la ley del aborto en 1974 como ministra de Sanidad del presidente Valéry Giscard d'Estaing en un hemiciclo muy alejado de la paridad actual. "Que el ejemplo de Simone Veil inspire a nuestros compatriotas, que encontrarán en ella lo mejor de Francia", ha dicho el presidente Emmanuel Macron.

La vida de Simone Veil comenzó siendo la de una familia burguesa normal de Niza, donde su padre, André Jacob, un arquitecto reputado decidió instalarse en los años veinte. Pero la historia dio un vuelco el 30 de marzo de 1944 cuando ella, su madre y su hermana Madeleine fueron detenidas por los alemanes y deportadas al campo de Auschwitz-Birkenau.

Simone Jacob tenía 16 años pero un compañero de calvario le aconsejó decir que tenía 18 para librarse de la cámara de gas. Eso pudo salvarle la vida. En 1945, por el avance de las tropas soviéticas las tres fueron trasladadas a Bergen-Belsen donde su madre moriría de tifus un mes antes de que los ingleses liberaran el campo. Veil conservó toda su vida el número 78651 tatuado en su brazo por los nazis.

Y toda su vida libró una batalla por la memoria de las víctimas del Holocausto. “Considero un deber explicar incansablemente a las jóvenes generaciones cómo murieron seis millones de hombres y mujeres y medio millón de niños solo porque habían nacido judíos”, decía en 2007, durante el 60 aniversario de la liberación de los campos.

UN GRAN COMBATE POLÍTICO

Tras el drama, regresó al París de la posguerra, estudió Derecho y Ciencias Políticas, conoció a quien sería su marido, Antoine Veil, y a George Pompidou, su profesor y mentor político. Los franceses la descubren por primera vez en 1974, al entrar en el gabinete del joven primer ministro Jacques Chirac como ministra de Sanidad. Al frente de esa cartera librará el gran combate político de su vida: la ley de despenalización del aborto.

Ante una Asamblea Nacional hostil en la que sólo había nueve mujeres, Veil pronunció uno de los discursos más controvertidos de la V República, que quedará grabado en la memoria colectiva de los franceses, y logró la aprobación del texto. En el 2014 cuarenta años después de aquella sesión, la Cámara le rindió un emotivo homenaje.

Su historia personal la lleva a implicarse en la construcción europea y en 1979 aceptó la propuesta de Giscard d’Estaing de encabezar la lista del grupo liberal a la presidencia del Parlamento Europeo, cargo que ocupará hasta 1982. A partir de 1995 se retira poco a poco de la política, aunque mantuvo el compromiso con el feminismo y el antisemitismo, causas que defendió toda su vida. Veil fue presidenta de la Fundación para la memoria de la Shoah del 2000 al 2007 y miembro del Consejo Constitucional.

En la primavera del 2010 hizo su entrada en la Academia francesa como la quinta mujer en la historia de la institución. Bajo la cúpula de ‘los inmortales’, el académico Jean d’Ormesson resumió en una frase el sentimiento de todo un país: “Como la inmensa mayoría de los franceses, nosotros la amamos, señora”.