El éxodo de kurdos de Siria a Turquía se dispara

Refugiados kurdos sirios cruzan la frontera y entran en Turquía, el sábado.

Refugiados kurdos sirios cruzan la frontera y entran en Turquía, el sábado.

ANDRÉS MOURENZA / ESTAMBUL

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El polvo del desierto se eleva estos días sobre el confín sur de Turquía. Lo levanta una riada de miles de personas que huyen, a pie y en furgonetas, del nuevo avance del Estado Islámico (EI) en el norte de Siria y ante la cual Ankara se ha visto obligada a abrir sus fronteras a fin de permitir la llegada de los refugiados. Según la agencia del Gobierno turco encargada de la gestión de esta nueva crisis humanitaria «a día de hoy [domingo], el número de personas ha alcanzado las 100.000», la mayoría de ellas mujeres, niños y ancianos.

Según han mostrado las televisiones turcas, los tanques del Ejército han tomado posiciones y apuntan hacia territorio sirio, apoyados por soldados a pie y equipos antidisturbios de la policía, que en varias ocasiones han disparado gases lacrimógenos e incluso munición real contra las masas de refugiados que se agolpan ante el alambre de espino en espera de que se vayan otorgando permisos de entrada. De hecho, incluso una refugiada resultó gravemente herida el viernes al pisar una mina.

Esta nueva oleada de refugiados se inició cuando el pasado lunes el EI atacó Kobani, uno de los tres cantones en que se han conformado los territorios kurdos de Siria. El problema para Kobani es que se encuentra totalmente rodeado por territorio controlado por los yihadistas y, al norte, por una Turquía que hasta ahora mantenía cerrada sus fronteras. «Durante dos años hemos estado sometidos al asedio del EI. El mundo se limitaba a mirar sin hacer nada. Ahora verán cómo el EI corta cabezas y cuelga a las personas», denunció la refugiada Emin Hayer, en declaraciones a una televisión turca.

Conquistas

En los últimos días, los yihadistas han conquistado medio centenar de aldeas del cantón de Kobani, como en la que vivía Selman Mehame. «Cuando el EI bombardeó nuestro pueblo, huimos hacia la ciudad de Kobani. Ayer por la mañana di a luz en Kobani pero le pedí a mi marido que nos fuéramos», relató Mehame cuando llegó a Turquía tras un día de caminata. El Gobierno turco está levantando un nuevo campamento de refugiados para 10.000 personas pero ha pedido más apoyo internacional puesto que esta nueva oleada se suma al cerca de millón y medio de refugiados sirios que ya habitan en Turquía.

Según diversas informaciones, la ofensiva del EI, que contaría con la participación de 20.000 combatientes, ha llevado a los yihadistas a solo 15 kilómetros de la capital provincial de Kobani. Las autoridades cantonales han ordenado a las familias de 100 aldeas que envíen a los menores a la capital para poder garantizar su protección pues las noticias que llegan del frente, además de sobre los duros combates, hablan de matanzas y secuestros de civiles.

Para algunos kurdos refugiados en Turquía el viaje es de ida y vuelta. Ahmet Abbás, de 22 años, huyó con su familia cuando los islamistas comenzaron a «capturar mujeres en los campos de la aldea: primero las violaban y luego les cortaban el cuello». Pero ahora que su familia está a salvo afirma: «Regresaré a Kobani a luchar contra el EI».

El presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, y los movimientos kurdos de Turquía han hecho llamamientos a la comunidad internacional para que actúe en Kobani y entregue armas a las milicias kurdas de Siria. «Hago un llamamiento a todos los jóvenes para la defensa del frente. Hoy, la dignidad humana se está defendiendo [en Kobani]», dijo el copresidente del principal partido kurdo de Turquía, Selahattin Demirtas. Cientos de jóvenes turcos y kurdos de organizaciones izquierdistas o ligadas al grupo armado kurdo PKK han cruzado ilegalmente la frontera para unirse a la lucha en Kobani.

Ayer, cuando un grupo intentaba cruzar la frontera turca hacia Siria, el Ejército turco lo impidió reprimiendo a los simpatizantes de la guerrilla kurda con gases lacrimógenos, lo que provocó momentos de mucha tensión en la frontera.