MUSULMANES EN EUROPA / 2. REINO UNIDO

El estigma de Birmingham

Casi un cuarto de la población de Birmingham es musulmana. En algunos barrios representan prácticamente el 100% de la población. Los recelos y la desconfianza forman parte, por tanto, de la convivencia con los poderes oficiales del Reino Unido, país que protagoniza el segundo capítulo de esta serie sobre la integración en Europa de la comunidad musulmana.

Una protesta callejera en Birmingham.

Una protesta callejera en Birmingham.

BEGOÑA ARCE / BIRMINGHAM

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Pocos días después del atentado de 'Charlie Hebdo' un supuesto experto norteamericano en asuntos de terrorismo, Steve Emerson, consultado por la cadena Fox News, afirmó que Birmingham es «una ciudad completamente musulmana a la que los no musulmanes no se atreven a ir». A oír la noticia mientras desayunaba, al primer ministro, David Cameron, se le atragantó el musli, como el mismo contó después. «Ese tipo es un idiota redomado», declaró airado.

A estas alturas Fox News ha pedido perdón media docena de veces. El incidente es, sin embargo, un ejemplo de exageraciones que sin base alguna se lanzan al calor de un atentado para echar más leña al fuego. La segunda ciudad del Reino Unido, a dos horas de tren de Londres, posee la mayor comunidad musulmana del país, pero no es el lugar siniestro que pinta Emerson. El islam es la religión del 22% del millón de personas que viven en una urbe con un problema de imagen.

El nombre de Birmingham se ha asociado con el extremismo islámico por una serie de detenciones en los últimos años relacionadas con el terrorismo. «Ha habido varias investigaciones que han concluido con 25 o 26 personas en la cárcel. Las sentencias han sido por delitos que van desde poseer material extremista a preparar ataques suicidas, secuestrar soldados británicos o atacar aviones. Yihadistas de Birmingham han habido dos, que han vuelto y están prisión», explica a este diario Phil Mackie, un reportero local de la BBC. «Estamos hablando de 25 personas en una población de 250.000 musulmanes. Hay que poner esos datos en perspectiva».

DE PAKISTÁN

Allum Rock, situado en la periferia, es uno de los barrios casi exclusivamente musulmanes, pero en el que, como en el resto, cualquiera puede circular sin problemas. La mayor parte de sus habitantes proceden de Pakistán. En los escaparates de las tiendas hay trajes tradicionales para las mujeres, que van cubiertas de pies a cabeza. En la calle, donde abundan los tenderetes de frutas y verduras frescas, se oye hablar más urdú que inglés. Es viernes y las mezquitas están a rebosar.

«En este barrio están locos», murmura Tarick Hussein, un taxista musulmán que se distancia de cualquier forma de extremismo. «Yo soy la tercera generación de miembros de mi familia en esta ciudad. Mi hija está en la universidad y mi hijo quiere ser optometrista. Mi religión no me impide ser británico».

CENTROS EDUCATIVOS

Uno de los presos de Guantánamo era vecino de Allum Rock y una de sus escuelas, Park View Academy, figura en la lista de centros de educación de la ciudad investigados por una presunta infiltración de los integristas en la docencia. La realidad es que ultraconservadores y musulmanes moderados libran en Birmingham una batalla soterrada y posiblemente eso mismo ocurra en otras ciudades británicas, como BradfordLeicester Luton. «Unos, los más liberales, quieren comprometerse más con la sociedad británica; otros, por el contrario, quieren una educación más conservadora para sus hijos, un código indumentario para las mujeres, segregación en los actos sociales», señala Mackie.

La inmensa mayoría de los musulmanes británicos son ciudadanos pacíficos y respetuosos. Existen, sin embargo, desconfianzas y recelos. El pasado viernes, el ministro para las comunidades locales, Eric Pickles, envió una carta a 1.000 mezquitas del país invitando a los imanes a «explicar que la fe en el islam puede formar parte de la identidad británica». El mensaje no ha gustado a sus destinatarios. Tahla Ahmad, del Consejo de Musulmanes Británicos, han acusado al Gobierno de emplear el lenguaje de la extrema derecha y «un discurso islamofóbico».