CUMBRE DE LA UNIÓN EUROPEA

España da un paso de gigante para ser la puerta energética de Europa

Herman Van Rompuy se despide de los dirigentes europeos como presidente del Consejo posando con sus nietos, ayer en Bruselas.

Herman Van Rompuy se despide de los dirigentes europeos como presidente del Consejo posando con sus nietos, ayer en Bruselas.

MONTSE MARTÍNEZ / BRUSELAS

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Que Europa está en manos de Rusia, energéticamente hablando, ha quedado meridianamente claro a raíz del conflicto de Ucrania. La necesidad de trabajar por una estrategia energética común que, entre otras cuestiones, reduzca la dependencia de los 28 del gas ruso, fue el trasfondo de la cumbre europea celebrada este jueves en Bruselas.

En esta coyuntura, la interconexión energética entre los Veintiocho es fundamental para paliar esta dependencia. España y Portugal dieron ayer un paso de gigante al conseguir un compromiso firme para que se aumente su interconexión energética, tanto de gas como de electricidad, con Francia, reacia históricamente a contribuir a que la península ibérica salga de su aislamiento. España no solo se convertiría así en puerta energética de Europa capaz de dar salida al gas procedente de Argelia sino también del excedente de energías renovables.

Fuentes gubernamentales apuntaron que los jefes de Estados emitirán un mandato a la Comisión Europea para que priorice proyectos de interconexión energética en las zonas aisladas, como la península ibérica, los países bálticos, Malta y Chipre. En el caso español, tendrán prioridad cinco proyectos eléctricos -cuatro en los Pirineos y uno por mar- y uno gasístico. Las mismas fuentes explicaron que lo relevante del acuerdo es que el tema de las interconexiones se «ha europeizado», neutralizando, así, los históricos palos a las ruedas que Francia suele poner.

Traducido en cifras, el documento en el que se trabajaba ayer reflejaba un aumento de la interconexión energética con Francia en un 15% en el año 2030; es decir, el 15% de la energía que produzca debe poder ser canalizada fuera de las fronteras. Ahora, el porcentaje ronda el 2,5%. Fuentes diplomáticas explicaron que los nuevos proyectos o ampliación de los existentes serían pilotados por la Comisión Europea y se nutrirían, en parte, de financiación pública.

España y Portugal llegaron con las ideas claras. O se mejoraban las interconexiones energéticas con Francia, tanto eléctricas como gasísticas, para salir del histórico aislamiento de la Península Ibérica o Madrid y Lisboa tenían intención de vetar el acuerdo global en materia de energía y clima. Como ya habían apuntado fuentes diplomáticas, la sangre no tenía visos de llegar al río y el veto se quedó más en una fórmula de presión.

Horas antes de la cumbre, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, aprovechó de apertura del curso académico del Colegio de Europa de Brujas para hacer una defensa a ultranza de la política energética común para la Unión Europea - «una materia capital para la competitividad de nuestras economías», dijo el presidente -. «Hay que avanzar en la finalización de corredores energéticos», detalló Rajoy. Precisamente, el presidente hizo hincapié en que el sur del Mediterráneo, con sus abundantes reservas de gas, puede ayudar a Europa.

Mano atada

«Pero para que la energía del sur pueda fluir efectivamente al resto de Europa y compensar eventuales cortes de suministro desde el Este, es necesario impulsar las infraestructuras de interconexión entre la península ibérica y el resto de Europa», planteó el presidente español en un anticipo de lo que les explicó a sus colegas europeos. «Mientras no lo logremos, Europa seguirá jugando el partido de la competitividad internacional con una mano atada a la espalda», añadió el presidente del Gobierno español.

No fue una cuestión menor la temática de la reunión de líderes europeos en Bruselas, la última presidida por Herman Van Rompuy antes de dar paso a su sucesor, el polaco Donald Tusk.

Emisión de gases

Los jefes de Estado y de Gobierno diseñaron ayer las líneas de la política común de energía y clima hasta el año 2030. El documento de trabajo plantea la reducción de un 40% de la emisión de gases con efecto invernadero para el 2030 -con respecto a 1990-, el aumento del 27% de energías renovables y el mismo porcentaje de eficiencia energética.